M-A-R-I-C-Ó-N. Cuando pedimos a Jaime Hayde que componga una palabra con su tipografía gay se lo piensa un poco antes de apostar por esta. «Es que la he odiado durante muchos años, pero hemos sido capaces de darle la vuelta y ahora me gusta cuando la escucho en boca de gente en tono cariñoso, divertido, romántico e, incluso, lujurioso».
Tiene Hayde un abecedario entero con el que componer las palabras que quiera. Todas las letras tienen la forma de hombretones apuestos en actitud sexual y todas hacen referencia a un término erótico. La a es de anal, la d de dildo, la e de erección…
La idea de crear una tipografía gay le surgió a este ilustrador por casualidad. Vio en televisión una noticia sobre las terapias de conversión y se le encendió no tanto una bombilla como un fuego dentro. Pero Hayde decidió convertir aquel cabreo en creatividad y se puso a hacer lo que mejor sabe: dibujar. «Justo empezaba el 36 days of type [convocatoria abierta que propone a diseñadores reinterpretar el abecedario durante 36 días] y me lancé».
Letra a letra, el trabajo de Hayde fue pasando del cabreo al jolgorio sexual, hasta acabar componiendo un abecedario a medio camino entre lo lujurioso y lo reivindicativo. Como casi todo su trabajo personal.
Jaime Hayde tiene una relación terapéutica con la ilustración. «Dibujar me ha servido para aceptar muchas cosas», explica. La primera fue quizá su sexualidad. «Provengo de un entorno católico y los dibujos me ayudaban a aceptarme a mí mismo y a mostrarme, sobre todo con mis hermanos pequeños», reflexiona.
La segunda fue el trauma de crecer como persona racializada en un entorno monolíticamente blanco. «Desde pequeño he tenido pocos referentes multirraciales fuera de mi núcleo familiar».
Como no había referentes de carne y hueso, Hayde decidió dibujarlos. De esta forma, explica, «con el tiempo, muchas cosas que tenía interiorizadas han ido saliendo». En el caso de la tipografía gay, los dibujos le han servido para aceptar ciertas partes de su cuerpo de las que estaba acomplejado y que ha puesto en primer plano.
Aunque el resultado tiene una alta carga personal, reconoce Hayde que el proceso de creación ha tenido algo de colectivo: «Cada día pedía por Instagram ideas a la gente para la siguiente letra, era un proceso que me encantaba».
Parte del mismo se puede rastrear en su feed de Instagram, en un ejercicio curioso en el que se aprecia cómo el autor toma y adapta ideas de forma ciertamente inteligente. «No quería ser demasiado explícito», comenta, aunque al final ha tenido algún problema de censura en plataformas como Behance.
También ha tenido otros problemas a los que empieza a estar acostumbrado. «En más de un proyecto he recibido comentarios negativos por incluir personajes de diferentes razas», explica resignado. «Incluso en el mundo gay hay mucha discriminación y es algo que me cuesta entender, hay discriminación contra la gente de otras razas, contra la gente con pluma, contra los gordos… la lista es bastante larga».
Muchos de estos prejuicios están interiorizados y se perpetúan de forma inconsciente. El propio Hayde se encontró uno de ellos hace poco escondido entre sus dibujos. «Hace unos meses unos amigos estaban viendo mi cuaderno de dibujo e hicieron el chiste sobre que había mucho músculo y me dije ‘pues tienen razón’. Muchas veces dibujo algo porque me parece bello, pero desde ese momento intento buscar referencias más diversas para mis dibujos».
Jaime Hayde estuvo a punto de ser otro Jaime Hayde. En un principio dudó sobre si debía o no postear dibujos de temática gay. «Al final llegué a la conclusión de que este soy yo, y a quien no le gusten mis dibujos por su contenido probablemente tampoco le guste yo», resume.
Desde que tomó esa decisión, Hayde ha ido conjugando activismo e ilustración, diseño y reivindicación LGTBI+. Ambos extremos, asegura, casan perfectamente: «Solo hay que ver muchas de las campañas del Ayuntamiento de Madrid de los últimos años».
También destaca el trabajo de diseñadores como Alfredo Roagui, The Cute Brute, Johann Andreu, Luc Latulippe, Dronio, Hey Rooney… «La historia del diseño gráfico está plagada de ejemplos». Y más que va a haber. Hayde es consciente de que queda mucho por reivindicar. Él quiere aportar su granito de arena a su manera: dibujando un mundo mejor.