De aquí a unos años, los experimentos de la tercera temporada de Twin Peaks quizá sean asimilados por otras series de televisión; experimentos con origen en la novela, «cajón de sastre», como definió Pío Baroja al género. Así es, en una misma novela caben canciones, cuentos, entradas enciclopédicas, descripciones de obras de arte, diálogos metafísicos sobre la cultura pop.
Las novelas cercenadas en la televisión
En el siglo pasado, la televisión adaptó novelas clásicas y contemporáneas. Sabemos que una serie puede acoger una novela capítulo a capítulo, pero la televisión recortó personajes y tramas. Más que de adaptación, convendría hablar de acomodación de la literatura al medio. Las cadenas querían asegurarse la vuelta del espectador que perdió la emisión del capítulo semanal. Entonces, no era raro entrar en una serie ya avanzada.
La novelización de la televisión
Steven Bochco fue precursor en la novelización de series. En lugar de adaptar novelas al medio, Bochco escribió televisión como novela. El matiz es importante. Canción triste de Hill Street (1981-1987) tiene la profusión y contundencia de un Balzac.
Bochco quiso que el público siguiera varias tramas a lo largo de la serie; muchas, ya comenzadas. Bochco consiguió premios, pero al público le costó entrar en la serie. Más que una ficción de va del punto X al punto Y, Bochco había creado un universo con ficciones. Mark Frost fue uno de los guionistas de Bochco entre 1983 y 1985. Escribió 25 episodios de Canción triste…
David Lynch y Mark Frost avanzaron con el experimento de Bochco. Introdujeron distintas tramas en Twin Peaks (1990) al igual que Canción triste… Y más.
- Desarrollaron tramas ajenas a la historia principal.
- Introdujeron escenas ajenas a la trama.
- Introdujeron lo onírico, que más adelante revelaron como realidad alternativa. Hasta entonces, los sueños en las series estaban restringuidos a pesadillas realistas. Los elementos fantásticos no se mezclaban con los elementos realistas.
Incluso un espectador de entonces, de los años 90, podía entrar en el universo Bochco a partir de cualquier capítulo. Este espectador siente que está en otra ciudad, a la que deberá adaptarse, pero nada le resulta extraño.
Aunque Twin Peaks guarda coherencia formal y narrativa solo es posible entrar —para no perderse— en el capítulo 1. Cualquier otro punto la vuelve inaccesible por completo. Con ella, Lynch y Frost inauguran la novelización que conocemos, que parecía culminada con Breaking Bad.
Lynch y Frost volvieron reafirmando los hallazgos. Realmente han convertido Twin Peaks en un «cajón de sastre», pero no han creado un monstruo Frankestein. A quien casualemente caiga en Twin Peaks, podrá parecerle que ella todo vale. No es así. El universo de Twin Peaks es extraño y coherente a la vez como el universo creado por Lewis Carrol para Alicia.
¿Qué elementos convierten a ‘Twin Peaks’ en una novela-contenedor-de-todo?
Algunos han sido mencionados, pero conviene recordarlos.
1. Un hilo conductor simple
No es una característica de la-novela-cajón-de-sastre, pero es bueno mencionarlo. En Twin Peaks no hay tramas rocambolescas. Lynch sostiene un universo complejo sobre tramas sencillas con desarrollos simples.
La trama principal puede contarse con un puñado de palabras:
Un agente del FBI investiga el crimen de una joven en una pequeña población rural.
Incluso seguiría siendo convencional añadir:
El asesino elude la justicia apropiándose del cuerpo del agente.
Un ente maligno —sobrenatural o alienígena— introduciéndose en un humano es un argumento clásico. Recordemos La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) y las películas de posesión demoníaca de los 70.
¿Qué añade Twin Peaks?
Muestra el universo de la criatura maligna y puentes entre las realidades. Añade complejidad porque el mundo de Bob, del enano y del gigante tiene reglas propias y tecnología sobrenatural. Otras producciones no se complican: se centran en las consecuencias de los cuerpos poseídos.
2. Desprecio al gancho de final del capítulo
Con frecuencia, las series con tramas no-conclusivas cierran cada capítulo con un gancho (cliffhanger).
- El héroe parte a una misión peligrosa.
- La heroína acaba con una pistola frente a los ojos.
- El héroe se encuentra ante un dilema de vida o muerte.
El gancho proviene de la literatura por entregas del siglo XIX. Es un elemento que ha incorporado el bestseller para inducir al lector a pasar de un capítulo a otro. La novela contemporánea construida al margen de los grandes mercados elude los ganchos. Está más atenta a los personajes. Es el modelo que toma David Lynch. No es nuevo.
Mad Men también desprecia los ganchos, pero el atrevimiento en Twin Peaks es mayor. En Mad Men, el cierre incluye moraleja. Se convierte en una pieza de la construcción de los personajes. En Twin Peaks no hay moralejas.
En Twin Peaks hay misterios, dilemas, pero Lynch prefiere no usarlos como ganchos. Escoge recuperar la atmósfera en el cierre de cada capítulo. Acabar con la música en el Bang Bar, en la noche. Es un retorno a la esencia de la serie. A pesar de los rascacielos, los casinos y las urbanizaciones de lujo, Lynch nos pega al universo que comenzó en la localidad de Twin Peaks. Cuando no cierra con el Bang Barg, alude al otro mundo. El gigante atento a un gramófono.
3. Metáforas
Lynch y Frost convierten la metáfora literaria en visual. La realidad incluye metáforas al margen de los sueños y las realidades alternativas. En otras series, las metáforas visuales están en la cabeza de los personajes y tienen una función cómica. No forman parte de la acción. En la comedia de situación son habituales. Alguien pasa hambre y ve a su compañero como un perrito caliente. Así ocurre habitualmente en Ally McBeal o Man seeking woman. Es un recurso.
Lynch y Frost traducen metáforas literarias y la introducen en lo cotidiano. Metáforas que incluso acoge la literatura comercial. Así, podríamos leer en cualquier novela líneas como estas:
Al acercarse a Sarah Palmer, el tipo atisbó el infierno en el interior de ella.
Jerry Horne estaba inmovilizado. La pierna no le obedecía. Por un momento, creyó que su pie le hablaba: «No soy tu pie».
El tipo lanzó la moneda arriba. Por un momento, Richard creyó que la moneda se había congelado en el aire.
4. Amor por los personajes incidentales
El personaje incidental o episódico aparece brevemente en una historia con un objetivo específico. Puede añadir color local o ser una víctima u ofrecer una información concreta al protagonista o aportar un comentario jocoso. (Stan Lee, en las películas de superhéroes Marvel).
En Twin Peaks hay personajes incidentales. En muchos casos aportan color local. La mayoría heredados del siglo pasado. Algunos, protagonistas entonces, están en 2017 al margen de las tramas principales.
La nueva entrega podría prescindir de Sarah Palmer, Audrey Horne o el Dr. Jacobi, entre otros, pero la serie cojearía. Ellos contribuyen a una sensación de continuidad. La vida sigue en la pequeña localidad 25 años después de la muerte de Laura Palmer. Reafirman la atmósfera de Twin Peaks.
Otros personajes incidentales crean ambiente en el Bang Bar, el casino o los ambientes urbanos, como el niño cuya madre es drogadicta.
5. Monica Bellucci
Es la susurradora de Gordon Cole como Laura Palmer para Cooper. Monica Bellucci actuando como sí misma, aunque en sueños, sugiere que las otras realidades existen. No es la primera vez que un personaje conocido actúa como sí mismo en una serie de televisión.
La novedad es que su aparición no es un recurso humorístico como Elon Musk o Stephen Hawking en The Big Bang Theory. No aporta ambiente como Pitbull en Empire. Monica Bellucci forma parte de un contenedor, un sueño, ajena a la acción. Sin embargo, su presencia se hace necesaria. Posiblemente tiene la clave a la pregunta de Cooper: «¿En qué año estamos?». Previamente, en el capítulo 14, Mónica Bellucci dice:
«Somos como el soñador que sueña y luego vive dentro del sueño. Pero, ¿quién es el soñador?».
6. Tramas inconclusas
Lynch parece inspirarse en Vidas cruzadas (Short Cuts) dirigida por Robert Altman basada en los cuentos de Carver. (Película que parodia / homenajea con brillantez el episodio 22 historias breves sobre Springfield de Los Simpsons).
En Vidas Cruzadas había historias inconclusas. Altman pretendía retratar momentos de vida. Lo inacabado es un pecado en televisión. Los espectadores critican tanto los finales abiertos como las tramas sin cerrar.
A Lynch no le importa plantear tramas que no van a ningún sitio. Entre otras:
- La crisis de pareja entre Audrey Horne y su marido.
- La situación de desamparo del niño cuya madre es heroinómana.
- El deseo de Bobby (el policía) por volver con Shelly (la camarera).
- El dolor de Sarah Palmer.
- La aventura de Beverly (la secretaria) y Ben Horne (el director del hotel).
Concluye otras tramas:
- Ed Harley (el dueño de la gasolinera) y Norma Jennings (la dueña de la cafetería) acaban juntos.
- El verdadero Dougie Jones vuelve con su mujer y su hijo.
- El Cooper malo muere y Bob regresa a su universo.
Lynch no sigue los cánones de la ficción televisiva en la que cada trama concluye. El autor quiere mostrar retazos de vidas corrientes, que hagan creíbles lo sobrenatural.
Tampoco cierra la gran trama: la salida de Cooper del universo-prisión. A medida que Cooper y Diana avanzan en la habitación 315 se adentran, sin saberlo, no en una sino en varias dimensiones. Como si, de alguna manera, las otras realidades fueran acuosas.
7. Momentos zen
En el lenguaje del guion de Hollywood hay escenas que paran el espectáculo. Esto no tiene un tono negativo. Es una calificación técnica. Las escenas que paran el espectáculo son números musicales, obras teatrales u otros espectáculos que interrumpen la acción.
No es raro encontrar en las series momentos en los que se para el espectáculo. Sin embargo, estos momentos guardan relación con las tramas principales. En The Big Bang Theory hay un momento Bollywood en el que Rad se declara a Bernadette. Es un momento funcional acorde con el género.
En Twin Peaks, las escenas que paran el espectáculo no son funcionales.
- Dale Cooper como un pasmarote ante la estatua del pistolero.
- El doctor Jacobi pintando de dorado unas palas.
- La señorita Dido escuchando música en la habitación retrofuturista del capítulo 8.
Lynch crea tableaux vivants (cuadros vivientes) con estas escenas. En la morosidad deliberada hay una poesía que provoca calma. Lynch corta el fluir de los pensamientos del público de la misma manera que la meditación (que el director practica) detiene el pensamiento confuso.
La morosidad perversa
Hay otra morosidad, perversa, asociada a la oscuridad, a la sordidez.
- Esperamos que algo aparezca en la caja de cristal.
- Inquietan los planos largos de carreteras en la noche.
- Nos inquieta el camarero del Bang Bar barriendo.
Lynch retuerce la dilación hitchcockniana con el camarero. En el cine de Hitchcock la morosidad creaba angustia:
- ¿Abrirá el arcón la asistenta? (La soga)
- ¿Tomará el té envenenado Ingrid Bergman? (Encadenados).
- ¿Será atrapada Tippi Hedren robando la caja fuerte? (Marnie).
La respuesta siempre es negativa.
Lynch elude el dilema. Un hombre barriendo es un hombre barriendo. Una caja de cristal es una caja de cristal. Esperamos que algo ocurra, pero no tenemos claro qué. La ausencia de dilema crea una vaga inquietud.
Los viajes en carretera rara vez se hacen cortos. Especialmente largo es el último viaje en coche de Dale Cooper para devolver a Laura Palmer a casa. Aquí una carretera no sucede a otra ni a otra, lo que daría pie a un sentimiento de urgencia. Aquí, una carretera es filmada durante un tiempo superior al que habitualmente usan otros directores.
Lynch y Frost han trabajado sin la dictadura de las audiencias ni la obligación de estructurar para los cortes publicitarios. Una libertad que rara vez ha permitido el negocio del espectáculo a los artistas. Hay un resultado práctico y un resultado emocional. El práctico: la narrativa serial ha avanzado al menos una década. El emocional: tras acabar e Twin Peaks uno queda emocionalmente huérfano. Como sucede con raras novelas, no queremos acabar las páginas, queremos permanecer en el mundo. Será difícil ver otras series con los mismos ojos.