Los 70 convirtieron a Bangalore en uno de las ciudades fetiche de las multinacionales de las tecnologías de la información. Muchas de ellas instalaron allí sus sedes, modificando para siempre su idiosincrasia. Con ellas llegó la prosperidad económica para Bangalore, sí, pero también los problemas propios de una ciudad que no estaba preparada para hacer frente a un crecimiento similar.
Los de tráfico, quizá, fueron los más evidentes. El crecimiento económico vino acompañado de otro aumento: el del parque automovilístico de la ciudad. Los vehículos motorizados comenzaron a invadir la ciudad y a sustituir al que era hasta entonces el medio de transporte más popular en la ciudad: la bicicleta.
Ahora, un grupo de estudiantes de diseño han tratado de devolver a las bicis su omnipresencia en las calles de Bangalore. La mitad estudia en la misma ciudad india. La otra mitad procede de una escuela de diseño de Eindhoven.
Unos y otros comenzaron a poner en común ideas. Algunas surgieron tras observar el uso que los ciudadanos de Bangalore que siguen desplazándose en bicicleta dan a estos vehículos. Entre ellos, el vendedor de té que utiliza este medio de transporte para vender su producto. Su ejemplo les hizo pensar: ¿Por qué no buscar nuevos usos profesionales para la bicicleta? Por ejemplo, una bici que fuera a remolque en una ambulancia. Uno o dos médicos podrían utilizarla cuando ésta se quedase inmovilizada en uno de los frecuentes atascos de Bangalore para llegar lo antes posible a su destino.
Otro grupo decidió diseñar una bicicleta capaz de crear carriles bici a medida que avanzaba gracias a un sencillo sistema fabricado con unas botellas de plástico con pintura y unas esponjas.
El workshop se ha organizado dentro del proyecto Connecting Concepts, coproducido por Premsela – The Netherlands Institute for Design and Fashion y Design Cooperation Brainport, con el que ambas entidades se proponen mostrar las ideas y conceptos que conforman el backstage del diseño holandés.