Fue la jerga carcelera la que recurrió a la ropa tendida como metáfora cuando querían decir al interlocutor que cambiara de tema porque se acercaba un guardia. Me lo contó mi compañera y experta en dichos, Ángeles García, remitiéndose a Sbarbi. Pero también hay otros usos. María Ortega carece de antecedentes penales y quizá por eso para ella los tendederos tienen otras connotaciones, más ligadas a la fotografía, las historias y los viajes.
«Hace mucho tiempo que fotografío las cuerdas con ropa tendida en la calle. Me parece tan precioso poner ‘afuera’ lo más íntimo, la ropa interior, las sábanas… En este mundo nuestro donde la desconexión con el otro es tanta, resulta que los tendederos van contando tantas cosas en silencio…».
Para Ortega, la colada expuesta al sol decía mucho de las ciudades que visitaba. Más, incluso, que las fachadas, los escaparates de fruterías bonitas, las ventanas curiosas y otros elementos urbanos que hasta aquel momento protagonizaban la mayoría de sus fotografías de viajes.
«Algunos de los lugares que visitaba no tenían ni escaparates, ni fachadas, ni ventanas bonitas. En cambio, en todos había tendederos repletos de ropa. Daba igual que fuera un lugar rico o pobre, al sur o al norte, grande o pequeño…». Más que cualquiera de estos condicionantes, la mayor o menor abundancia de ropa tendida depende sobre todo del tiempo. Algo que pronto resultará obvio en el mapa-mundi de tendenderos que la fotógrafa está a punto de estrenar en su blog.
Primero en Facebook y luego en Twitter, Ortega se convenció de que lo suyo no era algo tan raro porque había muchos más frikis que, como ella, se dedicaban a fotografiar tendenderos. Por eso ha incluido en su blog una sección para que todo aquel que quiera compartir la foto de su cuerda con ropa tendida favorita lo haga allí mismo. También las historias, relatos, poesías, etc., inspirados en algún tendedero, procedan de quien procedan, tienen cabida en el site.
Categorías