Andaban los unicornios trotando por mitos y leyendas cuando un día de la era digital una mujer echó el guante a su nombre. Aileen Lee buscaba una palabra para llamar a las nuevas empresas tecnológicas que en muy poco tiempo son valoradas en más de mil millones de dólares. El éxito efervescente que alcanzan algunas start-ups le parecía mágico, fabuloso. Tan fabuloso, tan mágico, como el caballo blanco con un cuerno en la frente al que atribuyen una fuerza sobrenatural.
En la compañía de Lee, Cowboy Ventures, dieron un nuevo significado a esta palabra que durante siglos ha galopado por cientos de fábulas. Al principio, esa oficina de Silicon Valley fue su caballeriza: ahí dio sus primeros pasos. Pero en otoño de 2013, la empresaria escribió un artículo que echó a volar esta voz por el mundo: Welcome To The Unicorn Club: Learning From Billion-Dollar Startups.
Y aunque no se ven a menudo, aunque dicen que solo nacen unas cuatro al año, las empresas unicornio ya forman parte de la mitología del mundo digital y hasta de Oxford Dictionaries.
No queda ahí su polisemia. Cada palabra alberga, latentes, miles de ventanas hacia otros significados que, un día, alguien puede abrir. Al unicornio, después de convertirlo en start-up, lo reclamaron en la cama. Al animal fantástico le agarraron de nuevo el nombre para dárselo a la mujer que tiene sexo con una pareja: una mujer que no busca solo a un hombre o solo a una mujer, sino a un dúo formado por un hombre y una mujer para irse los tres juntos a la cama.
A la mujer unicornio le dieron este nombre por la dificultad de encontrar alguien así. Tan insólita como el caballo blanco, explica Urban Dictionary. Tan inusual como una empresa unicornio.