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El origen de los dichos: ‘Venir de perillas’ y ‘De bote en bote’

Nada como levantarse generosa por la mañana y decidir que, en lugar de un dicho, voy a hablar de dos. Aquí va el regalito bien envuelto con papel de regalo, lazo y esas cosas de envolver tan cuquis.

El primero, venir de perillas (o de perilla, que también puede ir en singular), significa según el DRAE, «a propósito o a tiempo». «Me viene de perillas», solemos decir, cuando visitamos a nuestra madre y nos regala un estupendo tupper de croquetas (o cualquier otra delicia de madre) que nos arregla la cena si el frigo está vacío.

Si estás pensando que podría hacer alusión a ese montón de pelos tristes que lucen algunos en el mentón, estás muy equivocado. Tampoco busques relación con las peras pequeñas o con su forma.

Lo suyo es acudir al Diccionario, a ver qué se cuentan en la RAE al respecto de perilla. (Inciso: ¡Hay que ver lo sorprendentes que pueden ser algunas palabras, con tantos significados ocultos por ahí). Y en su tercera acepción, descrubrimos que perilla es también la «parte superior del arco que forman por delante los fustes de la silla de montar».

Para decirlo en palabras llanas, la perilla es ese agarradero que hay en la delantera de las sillas de los caballos, al que un jinete puede asirse si el animal hace un extraño y ve el suelo demasiado cerca. (Sí, ahí donde se apoya John Wayne en todas sus pelis del Oeste para poner cara de «nunca debiste cruzar el Misisipi»).

Por esta razón se decía que algo venía de perillas, porque le ayudaba a evitar la caída o el peligro. Más claro así, ¿no?

Hay que añadir, para terminar con la explicación, que también puede usarse la expresión en singular, de perilla. Eso, ya, dependerá de tu gusto y de tu oído, que la música no suena igual de bonita para todo el mundo.

DE BOTE EN BOTE

El segundo regalito de hoy es De bote en bote. Así es como se pone la Puerta del Sol en Nochevieja. Abarrotada, llena. Es una expresión antigua y algunos pensaban que hacía alusión a los botes o tarros de los boticarios y tenderos.

Sin embargo, Covarrubias explica en su Tesoro de la lengua castellana que «bote significa extremidad, y así decimos está llena la sala de gente, o la plaza, de bote en bote, id est, de estremo a estremo».

Por si don Sebastián nos parece poca referencia, José María Iribarren apunta una teoría más: la de Francisco de Paula Seijas Patiño (periodista y ensayista granadino del siglo XIX), quien decía que la expresión viene del francés de bout à bout: de extremo a extremo. Y así lo corrobora también el Diccionario de la RAE.

Le demos la razón a Covarrubias, a Seijas Patiño o a la Academia, lo cierto es que cuando algo está de bote en bote, no hablamos de cuántas cosas hay dentro, sino de lo que ocupan: de una punta a otra. Así que lo de los recipientes queda fuera de la explicación.

Sorpresas te da la lengua, la lengua de te da sorpresas… Y ahora, a recoger los envoltorios del regalito, que mira cómo habéis puesto el suelo.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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