El príncipe del asteroide B612 regresó a casa después de un viaje de 25 años a través de la galaxia. Aún conserva el rostro aniñado y los ojos libres de malicia.
En cuanto puso un pie en el asteroide, los dos volcanes activos realizaron erupciones controladas como homenaje y la rosa roja se bamboleó con el himno oficial (Claro de luna, de Debussy). Tras la breve ceremonia, el príncipe emitió un comunicado oficial:
MERCADILLO SOLIDARIO DE BARATIJAS INTERESTELARES
Tengo el placer de anunciar la apertura de un mercadillo con fines solidarios.
En él se pondrán a la venta objetos recogidos durante mis viajes que no puedo conservar por cuestiones de espacio. Los objetos pueden ser examinados en una barca flotante anclada a un volcán extinto.
Dentro hay una serpiente con sorpresa, un avión de combate de la Primera Guerra Mundial de la Tierra, mapas de países inventados, un saco de trigo sarraceno tostado, seis farolas fernandinas, reloj con arena del desierto… y así hasta un centenar de objetos.
La recaudación irá destinada por completo a los refugiados por el conflicto entre sirenas y selenitas.
Tras este comunicado y de manera extraoficial, el príncipe comentó su experiencia en el conflicto bélico. «Las sirenas culpaban a los selenitas de no cumplir con las mareas pactadas», dijo el príncipe. «Durante el conflicto, yendo de un lado a otro me aficioné a la fotografía. Buscaba en cada campo de batalla una pizca de belleza. Mientras haya belleza, no morirá la esperanza».
Las fotografías realizadas durante el conflicto fueron expuestas en la Tate Gallery de Londres con éxito de crítica. El día de la exposición conoció a Andy Wharhol, por entonces desconocido. Wharhol se inspiró en el Principito para crear su estilismo personal: pelucas rubias con estilo recién despertado y pajarita.
Después de la exposición, el Principito continuó su periplo por la galaxia hasta que decidió que era el momento de regresar a B612. «Aunque en mi asteroide no hay mucho que ver, lo amo», dijo el Príncipe. Después, que entre sus planes de futuro está la publicación de dos libros: Ordena tu asteroide: la magia del minimalismo y Cómo entrenar a tu rosa para que sea autosuficiente.
Planteó la posibilidad de un puesto de avituallamiento para viajeros siderales y no descartó planes de boda. «No viviré para siempre. Pienso en la sucesión. Cuando no esté, el asteroide necesitará quien lo cuide y evite que las raíces de un baobab lo destruyan».