El Instituto Smithsoniano se ha propuesto ayudar a visibilizar la labor de mujeres relevantes en campos como la ciencia, el arte, la historia o la biología y, para ello, busca voluntarios que estén dispuestos a transcribir los diarios, las investigaciones, las fórmulas, los diagramas o las cartas que esas mujeres escribieron a lo largo de su vida profesional.
Todos los materiales están escaneados y disponibles en la página web de la institución. Cualquier persona puede acceder a ellos para consultarlos, pero el objetivo es que esos individuos se animen a transcribirlos.
No es necesario ningún conocimiento o experiencia previa. Solo voluntad y ganas de colaborar. Cualquier aportación es bienvenida, incluidas un par de líneas. Una vez hecha una primera transcripción, un segundo voluntario comprueba el trabajo realizado. Su tarea será la de dar el visto bueno o devolver el documento al estado anterior para que sean subsanados los fallos que hubiera encontrado.
Si ese segundo voluntario considera que todo está correcto, el documento es enviado a un comité de expertos del Instituto Smithsoniano, que da la última revisión y aprueba o no la transcripción. Si es satisfactoria, el documento pasa a los archivos de la institución para que pueda ser consultado con más facilidad por palabras clave, buscadores de texto, etc.
Dada la importancia del proyecto, desde el Instituto Smithsoniano son conscientes de que los voluntarios pueden tener cierto miedo a participar por la responsabilidad que conlleva. Por eso, su objetivo es quitarle hierro al asunto y dejar claro que para hacer esta tarea solo hay que seguir unos pasos sencillos.
Por ejemplo, aconsejan que se transcriba lo que se crea que pone en el texto sin darle demasiadas vueltas. Tampoco hay que preocuparse del formato. Detalles como sangrías, negritas, párrafos es accesorio en este estadio del proyecto. Por último, y aunque parezca una perogrullada, sugieren que que se salve el documento con frecuencia para evitar que el trabajo realizado se pueda perder.
Después de esos sencillos consejos, ya se puede comenzar a transcribir los escritos de mujeres como:
Annie Jump Cannon (1964-1941)
Nacida en Delaware en 1863, Ammie Jump Cannon fue una astrónoma que catalogó más de 350.000 estrellas gracias a un sistema de su invención que aún se utiliza en la actualidad. También fue la responsable de la colección de fotografías astronómicas del Harvard College Observatory, institución en la que estuvo trabajando varias décadas y de la que solo fue nombrada profesora tres años antes de fallecer en 1941.
Conocedora de las dificultades que tenían las mujeres a la hora de abrirse camino en el mundo de la ciencia, creó un premio para reconocer la labor de las mujeres en el campo de la investigación, que es entregado anualmente por la Sociedad Astronómica Americana. Los archivos de Annie Jump Cannon que se están transcribiendo en la actualidad son sus cuadernos de notas.
Esther McCoy (1904-1989)
Esta arquitecta, crítica de arte y escritora fue una de las figuras claves de la arquitectura modernista de los años 40 y 50 en Estados Unidos. Aunque nació en Arkansas, vivió un tiempo en Nueva York y, tras serle diagnosticada una neumonía, tuvo que trasladarse a Los Ángeles. En esa ciudad comenzó a interesarse por la cultura mexicana, sus construcciones y su artesanía, un tema que abordó en numerosas ocasiones en sus ensayos.
En la actualidad, el proyecto de transcripción que está en marcha es el de su diario neoyorquino de 1926, un documento que da pistas sobre la evolución del pensamiento de esta escritora y arquitecta.
Margaret Collins (1922-1996)
Considerada una niña prodigio, esta científica afroamericana es una de las entomólogas más importantes del siglo XX. Se especializó en el mundo de las termitas después de leer un cuento infantil sobre el tema y, con el tiempo, su conocimiento en la materia fue tal que llegó a impartir lecciones en tres universidades diferentes.
Además de sus trabajos de campo en Sudamérica y el Caribe, Collins fue una activa luchadora por los derechos civiles de la población negra en Estados Unidos. Los documentos de Margaret Collins que hay que transcribir son los cuadernos de notas de sus expediciones a la Guyana y a Perú.
Gertrudis Vanderbilt Whitney (1875-1942)
Perteneciente a una acomodada familia estadounidense, Gertrudis Vanderlbilt rompió con las convenciones sociales de la época al dedicarse al arte. Se decantó por esta actividad después de conocer en París a los artistas de vanguardia de principios del siglo XX. A raíz de ello, estudió escultura con Auguste Rodin, desarrolló diferentes monumentos escultóricos y fundó el que posteriormente sería el Museo Whitney de Nueva York.
Los documentos objeto de transcripción son dos volúmenes de sus diarios. El primero de ellos documenta un viaje a París y su vida desde mayo a septiembre de 1890; el segundo abarca los meses de septiembre a diciembre de ese mismo año.
Cecilia Payne-Gaposchkin (1900-1979).
Las investigaciones de Cecilia Payne-Gaposchkin permitieron averiguar que las estrellas estaban compuestas principalmente de hidrógeno. Gracias a ese descubrimiento, que volcó en una tesis doctoral, Cecilia Payne fue la primera persona en obtener un doctorado en Astronomía en Harvard y la primera mujer en presidir un departamento en esa misma institución. Para saber más sobre ella, se puede consultar este artículo publicado previamente en Yorokobu o ayudar a transcribir sus cuadernos de notas.
Además de invitar a participar de la iniciativa, desde el Instituto Smithsoniano se sugiere a todos aquellos interesados en la ciencia y en visibilizar el trabajo de estas mujeres que compartan el proyecto utilizando en sus mensajes por redes sociales los hashtags #DiscoverTCwomen y #volunpeers.