Quién podría sospechar que la prohibición de vender alcohol iba a ser tan trascendente en el devenir de lo que hoy se conoce como coctelería… Pero claro, quién iba a decir a los juristas estadounidenses que aprobaron la Ley Seca en 1920, que se prolongó hasta finales de 1933, que en esos años aumentaría el consumo de bebidas alcohólicas…
Y así fue. Eso sí, de dudosa calidad, lo que llevó a bartenders de la época a mezclar este alcohol de sabor fuerte y desagradable con otros destilados, dando origen a la coctelería.
El caso es que quien fuera sorprendido vendiendo o consumiendo alcohol en esos años podría ser arrestado por la policía. Y así nacieron los Speakeasy, nombre con el que se conoce a esos lugares donde se podía consumir alcohol de manera clandestina.
El nombre viene de la forma sigilosa y lo más inadvertida posible en la que los clientes pedían sus bebidas alcohólicas. Los primeros aparecieron en la ciudad de Nueva York y eran bares a puerta cerrada o camuflados bajo una fachada falsa para no llamar la atención de policía y vecinos, a los que se accedía mediante una contraseña.
Con el tiempo, esta ingeniosa forma de burlarse de la justicia pasó a convertirse en una moda. Y hoy sigue gustando a propietarios de bares y coctelerías hablar de clandestinidad, aunque se trate de establecimientos absolutamente legales.
Es el caso de Romano Lo Sasso y Jacopo Iuliano, dos jóvenes italianos recién llegados a Madrid, directores y fundadores de Crudo & Cotto, restaurante que cuenta en su planta baja con una coctelería clandestina llamada Memento.
El cóctel Yorokobu by Crudo & Cotto que han elaborado es una simbiosis de muchas cosas: de tradición y modernidad, de Mediterráneo y Asia, de artesanía y tecnología… Es del país de origen de estos dos empresarios, Italia, de donde proceden muchos de los ingredientes de este combinado.
«El vermut italiano le aporta un toque de miel, mientras que la tonalidad ámbar se consigue gracias a la mezcla de botánicos exóticos y delicados vinos blancos Moscato D’Asti, procedentes del Piamonte», señala Lo Sasso. «Y el licor Saint Germain, elaborado con aguardiente de uvas blancas y flores frescas de saúco, le aporta exquisitez y ligereza».
Seguidamente, nos trasladamos al sur de China para encontrar lichi, una fruta autóctona utilizada habitualmente para la elaboración de macedonias. Su dulzor hace posible consumirla como zumo.
Pero si algo destaca en este cóctel es la presencia de la reina de las flores: la rosa, mística y elegante. El aroma a rosa le aportará un toque ligero gracias a su sabor altamente concentrado. «El sirope de rosas inspira belleza y asombra con su fragancia», recalca Lo Sasso.
Crudo & Cotto llega a Madrid con un objetivo claro: cambiar el concepto de restaurante italiano. Por eso su carta va más allá de los clásicos de pasta y pizza y se centra más en otras especialidades del país transalpino, como los quesos, embutidos, conservas y antipasti.
«Nuestra propuesta estrella se centra en un animado afterwork: un punto intermedio entre la finalización de la jornada de trabajo y la cena, un hueco ideado para tomar algo con amigos o compañeros, con buena música, y que en ocasiones se alarga hasta la cena», afirma Iuliano.
50 ml de vermut Ambrato di Torino
25 ml de Saint Germain
40 ml de zumo de Lychee
10 ml de sirope de flor de saúco
25 ml de sirope de rosas
75 ml de moscato D’Asti Cogno 2020
Pétalos de rosas
De todos los métodos de elaboración que existen en coctelería el utilizado en este Yorokobu by Crudo & Cotto es el más sencillo. Se conoce como método built y consiste simplemente en verter los ingredientes en un vaso largo una vez puestos los hielos.
Como toque final, añadiremos pétalos de rosas para potenciar el aroma. Un gran antioxidante que favorecerá el sistema digestivo gracias a todos sus beneficios naturales.
Y si te apetece que te lo hagan sus creadores, ven a tomarlo a Crudo & Cotto, en el número 122 del paseo de la Castellana de Madrid.
«Medio lapona, medio esquimal, medio mongola», parodiaba Joaquín Reyes y recuerda Pablo Gil en un…
Si eres un imperio, la única verdad de la que puedes estar seguro es que…
El Conde de Torrefiel es un proyecto escénico que fluctúa entre la literatura, las artes…
Les gustaba leer, pero nunca encontraban tiempo. También les gustaba quedar y divertirse juntos, pero…
La tecnología (pero no cualquiera, esa que se nos muestra en las pelis de ciencia…
La ciudad nos habla. Lo hace a través de las paredes, los cuadros eléctricos ubicados…