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¿Es el póster animado el futuro del cartel publicitario?

Krzysztof Iwanski

Krzysztof Iwanski

Krzysztof Iwanski reconoce que no sabe mucho de animación. Algo de Flash y poco más. Cuando decidió actualizar sus conocimientos y practicar con nuevas herramientas, se dio cuenta que algunos de sus trabajos gráficos podrían aumentar su atractivo con un ligero toque de animación.

«Estoy convencido de que el póster es una de las invenciones más importantes del diseño moderno», dice. «En ellos puedes enmarcar toda la emoción e información que precisas y ahora, para hacerlo todavía más interesante, puedes incluir un tercer ingrediente: la animación».

El resultado de este descubrimiento lleva el título de Animated posters. Una colección de trabajos que, sin abandonar el lenguaje del cartel, incorporan ligeros detalles animados que potencian su belleza y los dotan de cierto atractivo hipnótico.

«Nunca quise hacer algo narrativo, como una película, que tiene un principio o un final. Sin embargo, sí me resultó interesante hacer algo con aspecto de GIF, pero un poco más complicado. Por eso, además de las animaciones, las piezas incluyen partes de vídeo que he grabado yo mismo, como por ejemplo los copos de nieve o cosas que suceden en la calle».

La diferencia entre estos pósteres animados y la mayoría de los GIF que vemos habitualmente es que estos trabajos nunca fueron concebidos para tener movimiento. Un hecho que hace pensar que no todos los carteles pueden ser llevados al lenguaje de la animación.

«No estoy seguro, pero diría que la gran mayoría sí se pueden adaptar. Lo importante en casi todos los trabajos de diseño es la idea», comenta. «Eso es lo que hace que todas las piezas funcionen bien juntas y, en ese sentido, la animación puede potenciar aún más el conjunto. Además, al añadir algún objeto moviéndose, puedes facilitar que el espectador entienda el concepto. En la actualidad los carteles son cada vez más complejos y es fácil perderse entre tanto acertijo visual. Una animación puede poner cierto orden en todo eso e incluso llamar la atención del espectador».

Los que sí que se han fijado en el trabajo de Iwanski han sido sus clientes que, de repente, han visto cómo los carteles que encargaron han cobrado movimiento.

«Fue una sorpresa agradable. Les encanta el concepto, pero la mayor parte de las veces no acaban de entender qué hacer con ello y terminan publicándolo como un post de Facebook. Es una cosa relativamente nueva que tal vez precise que los cines u otras instituciones que utilizan los carteles los repiensen y hagan piezas que se muevan, o que incluso varíen según los acontecimientos que suceden en la calle. No digo que haya que acabar con el cartel en papel; lo que digo es que, si podemos conseguir que los clientes inviertan en diseño, invirtamos y exploremos nuevos lenguajes».

En pleno desarrollo de herramientas digitales, con el eterno debate entre la competencia o convivencia entre el papel y las publicaciones online, trabajos como el de Krzysztof Iwanski abren nuevas vías creativas que combinan lo mejor de cada soporte o plataforma: el cartel de toda la vida con las pantallas de leds, los iPads o los teléfonos inteligentes.

«El cartel impreso no va a morir, al menos en breve. Es barato de producir y no necesita energía para funcionar. Sin embargo, este tipo de pósteres animados son ya parte del futuro de los carteles y suponen todo un reto para los diseñadores. Son trabajos pensados no tanto para la calle, sino para medios digitales, salvo que entendamos que Facebook o internet son las calles del presente. Unas calles que, además, son más democráticas y más receptivas a los nuevos formatos que la calle de toda la vida».

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