La primavera ha terminado, al menos en lo musical. Desde hace ya 15 años, primavera no es solo una estación. Es el festival más importante de España y uno de los 10 más importantes de Europa. Días de calor -este año el tiempo acompañó- noches de baile, risas y buena música… Es imposible resumir lo acontecido en estos siete días a las afueras de Barcelona, pero sí podemos recopilar, de la mano de adidas, unas cuantas lecciones que nos llevamos de esta última edición de Primavera Sound. Esto fue lo que aprendimos este año.
El tamaño sí que importa. El Parc del Fòrum, recinto que acoge al Primavera Sound ocupa más de 5 hectáreas. Es grande, muy grande, pero no podría ser de otra forma. El Primavera Sound tiene que dar cabida a cinco escenarios. Sobre ellos se suben 250 grupos y cantantes, y ante ellos se congregan más de 195.000 visitantes.
Pero la edad no. Según un reciente estudio de Spotify, basado en los gustos de sus usuarios, la gente deja de interesarse por la nueva música a partir de los 33 años. Falacias. En Primavera Sound pudimos ver de todo, si bien la media de edad era más bien alta. La -buena- música no entiende de edades.
Los meeting points son cada vez mejores. Lejos queda la época de los enormes logos hinchables, poco prácticos por otro lado, porque el festival es duro y la mayoría se pinchaban a mitad de festival. Intenta quedar con tus amigos en una masa de plástico espachurrado en medio del asfalto. Los famosos meeting points se están convirtiendo en obras dignas de admiración, atracciones efímeras de una semana de duración, algo así como los ninots de las fallas pero sin cremá. Mención aparte merece el meeting point de adidas, una zapatilla gigante que se convirtió en punto de encuentro y en uno de los lugares más fotografiados del festival. Busca en Instagram, es muy probable que encuentres más de un selfi con la zapatilla gigante como fondo.
Quién era Friedrich von Wieser. Bueno, quizá pocos supieran narrar la biografía de este economista austriaco de principios del siglo XX, pero todos, en mayor o menor medida, sufrimos en nuestras carnes su teoría más famosa, el coste de oportunidad, es decir el valor de la renuncia de una elección en favor de otra. El bueno de von Wieser lo aplicaba a inversiones y nosotros a conciertos pero sigue siendo lo mismo. Con el cartel en mano te puedes idear un planing perfecto en el que los conciertos encajan como piezas de tetris, pero al llegar el día tienes que renunciar, por ejemplo a The New Pornographers para ir al concierto de Patti Smith. Eso, amigo, no es una putada, es un coste de oportunidad. Hablemos con propiedad.
El Primavera Sound es mucho más que música. También es diseño e ilustración. Los dibujos inundaron el Primavera antes incluso de que este empezara. Lo hicieron con las ilustraciones de Cristóbal Fortúnez para adidas. Bajo el hashtag #adidasOriginalsPS15 el dibujante lanzó a Instagram una serie muy similar al famoso Busca a Wally, solo que en lugar de escudriñar en busca del famosos viajero había que encontrar unas adidas Superstar. Pero la pasión de Primavera Sound por el mundo de la ilustración no acaba ahí. Un ejército de ilustradores hizo la “cobertura gráfica” del festival, retratando a los grupos en directo mientras estos tocaban. El interesante archivo se puede recuperar en el Tumblr Primavera Graphic Sound.
El nombre de un montón de bandas nuevas. Este festival llama la atención por sus cabezas de cartel pero lo que lo hace grande son esas joyas desconocidas. Ir al Primavera Sound significa bucear en un mar de bandas emergentes. De este año destacamos el brillante cartel del escenario adidas, que decidió apostar por los sonidos del mañana con grupos como Brand New, Cheathas o Electric Wizard.
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