David Konzevik aconseja a gobiernos de todo el mundo sobre economía. Presenta a menudo su visión del mundo en Naciones Unidas, el World Economic Forum y universidades como Harvard. Predijo la Primavera Arabe y armó una teoría llamada La revolución de las expectativas para explicar qué está ocurriendo en Oriente Medio y los países emergentes. Pero conocer su pensamiento requiere las formas de Platón. No tiene web, no concede entrevistas a medios, no se deja grabar y no ha escrito ningún libro. Hay que escucharlo en persona y está dispuesto a hablar con cualquier individuo, como invitó a hacer en El ser creativo, siempre que no haya una cámara o grabadora por medio.
¿Cuáles son los “signos vitales de nuestro tiempo”?, preguntó el economista y doctor en Business Administration. “Esta velocidad de cambio parece no poder ser asumida por el cerebro”, respondió.
“¿Por qué está generalizado el desasosiego?”, cuestionó a continuación. “Esta revolución tecnológica que deviene en revolución de información, esta comunicación instantánea, en cierto sentido, es algo parecido a un deterioro infenitesimal”.
Ese deterioro es el mismo que ocurre en cada persona a lo largo de su vida. “Tú te ves todos los días en el espejo y no percibes cómo vas envejeciendo. Pero, de pronto, un día, llega un amigo, te ve y te pregunta: ¿Eres tú o tu padre?”, explicó, en una metáfora, Konzevik. “Es hora de reaccionar antes de que este deterioro nos coma”.
La velocidad de los cambios es tan rápida que, para el argentino, hay que tomar control para que no nos sobrepase. La globalización ha cambiado las reglas del juego y su tesis, enfatizó, es que “va a reducirse el número de países porque muchos no son viables”.
“¿En qué nos ha cambiado la globalización?”, planteó. “Antes, para ser el mejor del mercado, tenías que ser el mejor de España. Ahora, tiene que ser el mejor del mundo”.
Pero, además, “esta globalización ha generado la explosión del conocimiento. La información cada vez se multiplica con más rapidez. En la sociedad del conocimiento la frase de Francis Bacon ‘Soy lo que sé‘ es más cierta que nunca”.
La cultura no es abarcable. Y eso ha hecho que “el recurso escaso de este planeta” sea el “profesional generalista”. “Decir ‘soy un generalista’ es un acto de extrema audacia”, ironizó Konzevik.
El argentino se cuestionó si “está el cerebro preparado para ver cómo cambia el mundo cada día”. “¿Estamos preparados para un mundo que va frenéticamente hacia la instantaneidad?”. Probablemente, no. Konzevik considera que “somos una generación puente”.
De una reflexión sobre esta ingente cantidad de información que marca hoy los acontecimientos del mundo construyó su ‘Revolución de las expectativas’: “Una vez que la información es instantánea, tenemos que replantearnos las cosas. Los pobres de hoy son ricos en información y millonarios en expectativas. Trate mal a un cliente y podrá verlo convertido en su mayor competencia. En el momento que tengo acceso a toda la información, mi vida cambia radicalmente. La comunicación instantánea parece poner en jaque el sistema de poder tradicional”.
Ilustración realizada por Velckro.