Asรญ eran los punks de los aรฑos 30

A principios de los aรฑos 20, Reims era una pequeรฑa localidad francesa de no mรกs de cien mil habitantes y a menos de 200 kilรณmetros de Parรญs. A pesar de su discutible interรฉs estratรฉgico, durante la Primera Guerra Mundial sufriรณ devastadores bombardeos por parte de los dos bandos en liza.

Hacia 1922, un grupo de cuatro adolescentes, compaรฑeros de liceo que habรญan pasado su infancia en medio de esas tempestades de acero, crearon en la todavรญa derruida Reims una sociedad secreta llamada los ยซhermanos simplistasยป.

Se trataba de Renรฉ Daumal, Roger Gilbert-Lecomte, Robert Meyrat y Roger Vailland, a los que se sumarรกn posteriormente Andrรฉ Rolland de Renรฉville, Pierre Minet, Hendrik Kramer o Joseph Sima cuando los primeros decidieron trasladarse a Parรญs para involucrarse en la vida cultural de la capital francesa y fundar la revista por la que serรญan conocidos: Le grand jeu o, en castellano, El gran juego.

ยซNinguno de los miembros de El gran juego combatiรณ en la Primera Guerra Mundial. Eran demasiado jรณvenes. Su experiencia de la guerra no es la del combate directo, sino la de la poblaciรณn civil en una ciudad especialmente castigadaยป, explica Julio Monteverde, traductor y editor de la reciente antologรญa que sobre dicha revista ha publicado Pepitas de Calabaza. ยซEn esto se diferencian claramente de la generaciรณn anterior de Breton, Eluard y Aragon, que sรญ combatieron en las trincheras. No obstante, el aliento de la gran carnicerรญa tambiรฉn les alcanzรณ en pleno rostro, modelando gran parte de su visiรณn del mundoยป.

La cercanรญa del peligro y la destrucciรณn a tan temprana edad produjo en los jueguistas una extraรฑa atracciรณn por la muerte que se canalizarรญa en una forma de conocimiento y que, en รบltimo tรฉrmino, era una exaltaciรณn de la vida.

ยซSu acercamiento al problema de la muerte deja fuera cualquier componente โ€œmorbosoโ€. Ellos intentan acceder a una experiencia de la muerte que redimensione su propia vida. Daumal decรญa: โ€œYo no espero a la muerte, yo quiero poseerlaโ€. La posesiรณn de la muerte aspira a hacer que la vida sea mรกs completa, una vida que no vuelva la espalda a su final, sino que lo integre en su trayectoria. Lo que interesa a los miembros de El gran juego es el conjunto de vida y muerte, su unidad dialรฉctica en constante relaciรณn y movimientoยป.

En esa bรบsqueda, semejante a la de ciertas culturas orientales, los jueguistas recurren a diferentes mecanismos. Desde el uso de estupefacientes, hasta los viajes astrales, los pactos para suicidarse o el juego de la ruleta rusa.

ยซEstas experiencias fueron definidas por Gilbert-Lecomte como experiencias de โ€œmuerte-en-la-vidaโ€. En ellas se buscaba esa profundizaciรณn de la experiencia vital a travรฉs de estados fรญsicos y mentales capaces de facilitar la integraciรณn de la vida y la muerte en la unidad. En todo caso, esa bรบsqueda de la revelaciรณn excluye cualquier complacencia hedonista. Si hay una expresiรณn que moleste especialmente a los miembros del grupo es la de los โ€œparaรญsos artificialesโ€. Sus experiencias con las drogas no eran en modo alguno un placer equรญvoco, sino โ€œun cambio de estado, un nuevo clima donde la conciencia de uno mismo sea menos dolorosaโ€ยป.

Era una exploraciรณn de los lรญmites de la experiencia que definirรญan con el tรฉrmino de ยซmetafรญsica experimentalยป y que, como explica Julio Monteverde, ยซera la expresiรณn que los miembros del grupo utilizaban para designar el conocimiento que no estรก en los libros sino en la prรกctica de la vida y en las โ€œrevelacionesโ€ยป.

En el caso de los Jueguistas, esas ยซrevelacionesยป, ademรกs de con los estupefacientes se lograba con lo que ellos llamaron ยซvisiรณn no retinianaยป o, en otras palabras: ยซver sin usar los ojosยป.

Siguiendo el mandato de Rimbaud sobre la ยซnecesidad de hacerse videntesยป, los Jueguistas celebraban sesiones en las que ยซel oficiante cubrรญa sus ojos completamente y los que le rodeaban le mostraban diferentes objetos elegidos sin su conocimiento. Segรบn los testimonios, despuรฉs de cierto entrenamiento, aquellos que se abandonan a esta prรกctica logran distinguir una imagen interior mรกs o menos nรญtida del objeto que se les proponeยป.

A pesar del รฉxito de estas sesiones y de la efervescencia cultural del Parรญs de entreguerras, la influencia real de los jueguistas y de su revista El gran juego era bastante limitada y se circunscribรญa a ciertos barrios de la ciudad.

ยซSu pรบblico era muy reducido y la revista era muy difรญcil de encontrar. Por si esto fuera poco, cuando en 1932 se estaban preparando diversas colecciones en editoriales de prestigio que podrรญan haber situado a El gran juego en otro grado de notoriedad e influencia, la dispersiรณn del grupo provocรณ que estos proyectos fracasaranยป, relata.

ยซPosteriormente, durante la guerra, varios miembros del grupo, entre ellos Daumal y Lecomte, murieron, y el ambiente intelectual francรฉs tras la liberaciรณn, dominado por los existencialistas y los estalinistas, no era el mรกs apropiado para fomentar su recuerdo. Esto provocรณ que la aventura de El gran juego cayera casi en el olvidoยป.

A partir de 1970, un estudio de Michel Random recuperรณ la experiencia y la obra de los Jueguistas y, en 1977, la editorial Jean-Michel Place reeditรณ en facsรญmil todos los nรบmeros de El gran juego. Un hecho que coincidiรณ en el tiempo con la apariciรณn de movimientos de rebeldรญa juvenil y contraculturales como el punk, con el que los jueguistas se hubieran sentido muy identificados.

ยซEs conocida la anรฉcdota que afirma que cuando la situacionista Michรจle Bernstein vio por primera vez a Johnny Rotten en la televisiรณn lo identificรณ claramente como โ€œuno de los nuestrosโ€. A mรญ, personalmente, no me cabe la menor duda: de haber tenido 18 aรฑos en 1977, Daumal y Lecomte habrรญan montado un grupo punk, aunque esto, claro, es una suposiciรณn indemostrableยป, afirma Julio Monteverde.

ยซLo que sรญ puedo decir es que siempre me extraรฑรณ que la contracultura de los 60 no se interesase de modo mรกs patente por El gran juego. Les unรญa el interรฉs por las filosofรญas orientales y la experimentaciรณn con las drogas. Tal vez el lado mรกs โ€˜oscuroโ€™ de los jueguistas, su pasiรณn por la ยซmuerte-en-la-vidaยป, les alejรณ de los movimientos beatnik y del jipismo en todas sus variantes. Aunque tambiรฉn puede ser simplemente que, por aquel entonces, no se conocรญan sus escritos y no habรญa forma humana de encontrarlosยป.

Una de las manifestaciones de la actitud punk de los jueguistas es su oposiciรณn a lo establecido, a lo dogmรกtico y a las vacas sagradas de la cultura. Una actitud que provocรณ chispas en su relaciรณn con los surrealistas, especialmente con Andrรฉ Breton, al que le afearon su actitud cuando detectaron en el escritor aspiraciones de gloria que chocaban con los planteamientos surrealistas.

ยซLa frase de Daumal โ€œtenga cuidado, Andrรฉ Breton, de figurar algรบn dรญa en los manuales de historia literariaโ€ es muy llamativa y debiรณ tocar de lleno a su destinatario. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el mismo texto que incluรญa esta frase dejaba bastante claro que los miembros de El gran juego, a pesar de todos sus desencuentros, admiraban a Bretonยป, indica.

ยซEn todo caso, muy poca gente ha estado en condiciones de decirle una frase semejante a Breton sin caer en la impostura intelectual. Ni siquiera el mismo Daumal que, posteriormente, se puso a la orden de maestros iniciรกticos ciertamente dudosos, pudo mantenerse a su alturaยป.

En 1932, apenas una dรฉcada despuรฉs de la creaciรณn de los ยซhermanos simplistasยป, el grupo responsable de El gran juego se disgregรณ ยซpor el deterioro de la relaciรณn del dรบo Daumal-Lecomte. Tanto en el plano material como en el emocional, su convivencia se fue degradando irremediablemente en la medida que Lecomte fue acentuando su adicciรณn a las drogas.

ยซTambiรฉn surgieron desavenencias entre aquellos miembros que deseaban dar un paso adelante para involucrarse de forma mรกs directa en el movimiento revolucionario y los que deseaban mantener una cierta independencia respecto a รฉl terminarรญan por destruir al grupo desde dentroยป.

A pesar de la brevedad de su existencia, la intensidad creativa de los jueguistas ha permitido que estรฉn presentes de manera destacada en la historia cultural europea del siglo XX.

ยซPara mรญ, el valor de El gran juego hoy en dรญa es indiscutible. No tanto por sus capacidades poรฉticas o โ€œliterariasโ€, que tambiรฉn, sino sobre todo por su actitud vital, por el ejemplo de construcciรณn de una vida adecuada a sus autรฉnticas necesidadesยป, dice.

ยซSi comparamos nuestra vida, atravesada de punta a cabo por el capitalismo, y la que estos chicos construyeron con sus propias manos, sin maestros y sin recurrir a ninguna estructura de conocimiento, y con ello me refiero a la Universidad, la comparaciรณn no puede resultar mรกs comprometedora. Ellos no necesitaron gran cosa para hacer que su vida se redimensionase brutalmente. La pareja dialรฉctica revelaciรณn-revoluciรณn, en la que quedรณ resumida toda la aventura de El gran juego, sigue representando una clave preciosa en la construcciรณn de ese ยซmundo para nosotrosยป con el que muchos continรบan soรฑandoยป.

5 Comments ยฟQuรฉ opinas?

  1. Unos desconocidos para mรญ pero una esencia con al que comulgo, introducir la muerte en la vida, es la otra cara de la moneda y me parece que รบltimamente se vende una indestructibilidad que no existe.
    Gran post.

  2. ยกQuรฉ buen artรญculo! El problema es que ahora quiero una copia de ยซEl gran juegoยป.

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#142 Primavera / spring in the city

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