¿Estamos ante una burbuja de espacios de coworking?

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Ya son más de 200 los espacios de coworking en España y se espera que el próximo año abran más. Su crecimiento se produce en una coyuntura en la que cada vez hay más personas que buscan una salida como autónomos o en pequeñas empresas y cooperativas.
Pero hay quien piensa también que es hora de rebajar la euforia. Hay  muchos centros que están a media ocupación, unido a una sobrestimación de la demanda. Manu Zea, organizador del evento Coworking Spain Conference (disclosure: Yorokobu es medio colaborador) y fundador del espacio Working Space, habla sobre la situación actual del coworking en España.
Según un estudio de Desk Wanted, ya hay 200 espacios de Coworking en España y seguro que pronto habrá más. Parece un buen dato pero tú mismo has dicho en los últimos meses que empiezas a encontrar algunos síntomas de burbuja. ¿Por qué?
Yo creo que mucha gente se ha dejado llevar un poco por la moda. Ha visto que parece una salida en un momento en el que lo que sobra son locales vacíos. Se tiende a pensar que si montas un espacio tendrás una fila de personas esperando a entrar para llenarlo y eso no es para nada así. Lo bueno es que en el último año se ha logrado que la palabra y el concepto se entiendan mejor.
¿Pero dada la coyuntura no es previsible que incremente la demanda?
La demanda sigue creciendo pero la oferta aumenta mucho más rápido. Hemos realizado un estudio entre varios espacios y encontramos que la ocupación media está entorno al 55-60%.
¿Sigue habiendo gente que reduce el coworking a un espacio lowcost?
El responsable de un espacio tiene que darse cuenta que no hay un lugar más barato que trabajar en casa. Si fuera solo eso se quedarían allí. Vienen quizá porque necesitan otro entorno para desarrollar su actividad, pero se quedan porque consiguen un ambiente productivo si todo va bien. Consiguen nuevos contactos y hasta a veces surgen proyectos. Alguna cosa te suele caer.
Con tanta competencia, ¿es preferible buscar un nicho para diferenciarse a la hora de abrir un centro?
Empieza a haber competencia pero muchas veces en determinados lugares. Hace unos años me planteé buscar un espacio en el centro de Madrid, pero ahora creo que quedarme en Alcobendas me ha beneficiado. Hay menos demanda pero también tengo mucha menos competencia. Eso no quita que buscar un nicho sea una buena idea. Para algunos puede ser un valor añadido ir a un sitio en el que saben que trabajan muchos desarrolladores, por ejemplo. Dos buenos casos son Utopic_US y the Hub. El primero ha logrado atraer a mucha gente de las industrias creativas mientras que el segundo ha buscado la faceta de emprendedores sociales. En San Francisco, el Parisoma se ha centrado en geeks tecnológicos y les está funcionando muy bien.
Vayamos a la realidad cruda del día a día. ¿Es rentable montar un espacio de coworking?
Si estás pensando en montar un espacio con la intención de sacar dinero es muy probable que los números no salgan. Me pasa mucho, viene gente a verme interesada en montar un proyecto de este tipo y me dicen que no les cuadran las cuentas. Si es así, probablemente lo estás calculando bien. No digo que no se pueda ganar pero el que piensa que se puede limitar a alquilar espacios y salir adelante lo tendrá muy crudo. Los inmuebles son muy caros y si no lo haces muy bien puedes perder dinero. La gente tiene que saber conjugar el espacio con otro núcleo de desarrollo profesional.
¿Estás diciendo que es preferible gestionarlo en paralelo a otra actividad?
Básicamente sí y también buscar otras fuentes de ingresos para rentabilizar el espacio como eventos, cursos y una comunidad. Recientemente el fundador de Next Space, que acaba de levantar una ronda de financiación de 600.000 dólares, dijo que el factor determinante para conseguir el dinero fue la comunidad que había construido y no tanto la localización del espacio, aunque esto sea importante.
El coworking ha sido un fenómeno enfocado principalmente a los autónomos y las pequeñas empresas. ¿Hay ejemplos de empresas más grandes que se están animando a que sus empleados trabajen en estos entornos?
Ya he hablado con varias multinacionales que se lo están planteando aunque muy pocas se han lanzado hacerlo todavía. La principal razón para explorarlo es para conservar talento. Hay personas que prefieren vivir en ciudades más pequeñas y la empresa les permite trabajar en uno de estos espacios. Luego hay empresas que la utilizan para motivar talento, para que entren en contacto con otros perfiles fuera de su compañía. Algunas universidades como IE ya están mandando gente a trabajar en el Hub.
La mayor parte de los espacios están ahora concentrados entre Madrid y Barcelona. ¿Hay casos de éxito también en ciudades más pequeñas y zonas rurales?
Sin duda. En Sevilla la gente de WorkINCompany está transformando el panorama emprendedor de la ciudad. En Granada Cocoroco lo está haciendo muy bien. En Córdoba está Cosfera; en Coruña y Pamplona también hay algún casos interesantes. En la zona rural se empieza a ver algún intento también. En los pueblos hay un espacio llamado Crearium, en Monzón (Huesca).
¿Tiene cabida la inversión pública en el mundo del coworking? ¿Puede llegar a canibalizar a las iniciativas privadas?
Tenemos un conflicto de intereses que puede llegar a pasar y pasa. Por un lado tenemos unas entidades públicas a quienes les sobra espacio. Algunas están intentando meterse en un servicio que ya cubre la iniciativa privada y que encima no tiene sus espacios llenos. Pero también hay formas en las que las administraciones pueden ser de gran ayuda, especialmente en la fase precoworking. Cuando alguien está todavía empezando a montar su actividad.
Al ser una actividad relativamente nueva, los espacios de coworking han operado en un limbo legal. ¿Es preferible quedarse así o es hora de que exista algún tipo de regulación?
Hasta ahora ha estado bien vivir en este limbo pero en breve empezará a ser necesario legalizarnos. Es una de las razones por las que hemos constituido entre varios una asociación de espacios de coworking. Por supuesto siempre hay el temor de que alguien quiera cortarnos las alas. En un espacio hay personas de muchos perfiles. Si viene un inspector de trabajo puede encontrar gente que viene de vez en cuando, que podrían ser considerados falsos autónomos. Luego está el tema del contrato con los coworkers. Ahora mismo se hace un contrato de servicio en vez de un contrato de alquiler, porque si alguien no te paga tiene que verlo un juez y eso puede tardar entre 8 y 12 meses antes de que puedas echarlo. Legalmente, aunque compartas zonas, se supone que no puedes hacer contratos de servicio así que se opera con bastante incertidumbre.
¿Qué perfil y cualidades se necesitan para gestionar el día a día de un espacio de coworking?
Los del Hub han acuñado una frase para describirlo. Lo llaman the Art of Hosting. No es un perfil de un secretario que hace recados. Tiene que ser una persona con carisma que sepa ayudar a la gente. Tiene que saber a qué se dedica cada uno y saber cómo conectarlos en un momento determinado. En EE UU hay un curso que enseña a hacerlo que llaman Community Builder Masterclass. Tienes que hablar y dirigir sin ser un líder porque al final nadie es jefe de nadie.
¿Cómo crees que irá evolucionando esta forma de trabajo en los próximos años? ¿Irá acompañada de un boom en el consumo colaborativo?
Viene sobre todo con un cambio de mentalidad. Las personas se están dando cuenta que las cosas no puede seguir igual. Tenemos que sacarnos las castañas del fuego, pero para hacerlo más vale hacerlo colaborando y ayudándonos mutuamente que tomar el camino completamente solos. Para sobrevivir muchos espacios tendrán que profesionalizarse más y sin duda muchos lo harán.

La #cwsc se celebra los días 24 y 25 en Barcelona en los espacios de MOB (Makers of Barcelona) y Valkiria Hub Space. Los interesados en acudir pueden hacerlo con un descuento del 10% introduciendo este código: YorokobuCwSC.
Foto Portada: Open Source Way bajo lic. CC.

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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