A menudo vivimos tan aislados en nuestras respectivas culturas que nos olvidamos que el mundo es muy grande y está lleno de cosas tan o más fabulosas y extrañas que las nuestras.
Por ejemplo, nunca nos cansamos de alabar o vilipendiar las prácticas monopolísticas de Amazon, o los precios de eBay, o incluso lo bien o mal que funciona el motor de búsqueda de Google, el imperio de vídeos de gatitos YouTube o el doble check incriminador del WhatsApp.
Pero existen servicios en el ancho mundo que equivalen a los mencionados, y en algunos casos incluso son mejores (o peores). En China se pueden encontrar equivalentes (o directamente plagios) de casi todo lo que usamos a diario en el mundo 2.0, y también fuera de él.
Copiadores compulsivos: duplitectura y pintura
China siempre ha tenido una dilatada tradición en el arte de la copia. No solo es su forma de proceder, sino de interpretar el mundo material. Las cosas que gustan deben adaptarse: clonar los rasgos atractivos y modificar los que podrían serlo un poco más para la cultura china. Tal y como cuenta aquí Bianca Bosker, que ha escrito un libro sobre el tema de las copias en la arquitectura china, Original Copies: Architectural mimicry in contemporany China:
Mientras aquí la copia es un robo, allí es un homenaje a las grandes obras de arte y una manera de demostrar las habilidades del artista, ya que hacer una copia excelente se ve como algo admirable. También sirve como un toque de atención con el que la sociedad china nos dice que todo lo que hemos construido a lo largo de nuestra historia, ellos también pueden hacerlo. Aunque sea de manera bastarda.
Gracias a esta manera de abordar la realidad, en China existe lo que se denomina duplitectura. Gracias a la cual podemos encontrar una especie de Manhattan en las barriadas de Tianjin o un fragmento de París (con Torre Eiffel incluida) en Hangzhou. El edificio del gobierno local de Yingquan es una copia de la Casa Blanca de Estados Unidos.
Pero no solo el ámbito de la arquitectura es víctima de la copia descarada. La verdadera copia compulsiva e impúdica se produce en la pintura. El ejemplo paradigmático es el pueblo de Dafen, en la provincia de Shenzhen, donde se elaboran el 70 % de todas las falsificaciones de pintura del mundo. A pesar de su tamaño, Dafen cuenta con 10.000 pintores y 800 galerías de arte donde se exhiben todos los estilos pictóricos concebibles. Tal y como explico en el libro 300 lugares de verdad que parecen de mentira:
En Dafen es conocida la hazaña del primer alumno de Jiang, Wu Ruiqiu, propietario de Shenzhen Artlover, que en 1997 contrató a 200 pintores para realizar un gran pedido de la cadena de supermercados Walmart. El maratoniano trabajo consistió en terminar 100.000 paisajes en 10 días. Como cada cuadro salía ligeramente distinto, dependiendo de la pericia de los artistas contratados, Ruiqiu tuvo una idea revolucionaria: pintar los cuadros por secciones, y que cada artista se especializara en pintar una única cosa. De esta manera, al igual que se ensambla un coche en una cadena de montaje, había pintores que se dedicaban exclusivamente a los árboles, otros a las nubes, y así sucesivamente.
Alibaba y los cuarenta copiadores
Quizá la parte más hiperbólica del ansia plagiadora china se produzca en internet, donde podemos encontrar Alibaba, una mezcla de Amazon, eBay y PayPal que tiene un volumen de negocio superior a estas tres compañías juntas: su facturación bruta alcazó los 296.000 millones de dólares en su último año fiscal. Su valor en el mercado sería también el mayor de cualquier otra empresa en internet y su estreno bursátil en Wall street, el más importante de la historia.
Para que seamos conscientes de semejante volumen de negocio, cabe recordar que los ingresos de Google en 2012 fueron de 50.000 millones de dólares, los de Facebook de 5.000 millones y los de Twitter, en 2014, de unos 1.000 millones.
Alibaba fue creada en 1999 por un profesor de inglés y experto en artes marciales (toma tópico) llamado Ma Yun, que también ha sido comparado con Steve Jobs.
No es que Alibaba sea una mezcla indisociable de estas tres compañías, sino que dispone de extensiones que copian o readaptan cada uno de los modelos de negocio de tales compañías, tal y como lo explica Frédéric Martel en su libro Smart. Internet(s): la investigación:
Con su web Taobao, Alibaba ha copiado eBay. Con Tmall, ha reinventado Amazon. Con Alipay, ha reinventado el pago online al estilo PayPal. Y con China Yahoo, ha tomado el control de Yahoo en China (aunque, teóricamente, Yahoo sigue siendo accionista de Alibaba en un 24 por ciento) Si a estos activos les añadimos una plataforma especializada en las transacciones entre profesionales (el modelo económico inicial de Alibaba), una web bancaria de crédito a las pequeñas y medianas empresas, servicios de seguros online y un servicio innovador de computación en la nube (Aliyun), nos podemos hacer una idea del imperio Alibaba.
Así pues, si en China no han logrado implantarse Google o Twitter es porque en China hay copias de estas y otras compañías, por no decir de todas las que conocemos en Occidente y tienen su sede en Silicon Valley. A continuación, algunos de los clones más populares:
- Facebook: Renren.
- YouTube: Youku.
- MSN: QQ.
- Twitter: Weibo.
- GPS: Beidou
- Groupon: Meituan.
- WhatsApp: Weixin.
- Google: Baidu.
Irse a vivir a China, pues, es casi como trasladarse a una dimensión paralela donde todo nos parece conocido pero hay sutiles diferencias, sobre todo en el naming de las cosas. Como en uno de esos inquietantes episodios de Twilight Zone. Y si Renren y Baidu no nos suenan de nada a pesar de ser tan importantes como Facebook y Google es porque, en efecto, el mundo es inabarcable y nuestra ignorancia, oceánica. O eso o tenemos una preocupante tendencia a mirarnos demasiado el ombligo.
Imágenes |