Una carrera de columnista más breve de lo normal

Era una chica divertida, decían todos de ella. Sus tuits eran los más ingeniosos de la Red y sus seguidores aumentaban cada día atraídos por su humor. Que un día recibiera una invitación para colaborar en un periódico de gran tirada era solo una cuestión de tiempo. Cuando por fin llegó, ella aceptó encantada. Temática libre y una página semanal para ella solita en la que poder explayarse en lo que quisiera. Una semana tardó en escribir su primera columna. La tituló: ¡Dichosos l@ loc@s, aunque seamos poc@s, xq mñn dominaremos el mundo!  Y para remarcar el sentido humorístico de la frase, remató la misma con un ‘LOL XD’ que no dejaba lugar a dudas. Pulsó ‘enviar’ y no tardó ni 5 minutos en recibir respuesta del director. «Señorita», decía el mensaje, «cambie usted el teclado de su ordenador porque sin duda el que tiene ahora no funciona bien. Le agradeceré que me reenvíe usted el texto cuando haya solucionado el problema técnico». Su carrera de columnista había acabado ahí.
Seguramente la chica tuviera su gracia, no decimos que no. Pero lo que en un contexto es aceptable, en otro resulta grotesco, incomprensible e inaceptable. Pero tranquilos, aquí estamos para servir a mamá RAE y a ustedes, y vamos a enumerar unas cuantas cosas propias del lenguaje digital que debemos evitar en nuestros textos más formales.
No uses la @ para especificar los dos sexos de una palabra. La arroba no es un signo lingüístico. Si quieres expresar lo femenino y lo masculino a la vez, tienes otras fórmulas: Señoras/es, niños/as… o la aburridísima ‘los compañeros y las compañeras’ que tanto gusta a los amantes de lo políticamente correcto. Aunque teniendo el masculino genérico (compañeros, tanto para ellas como para ellos), para qué complicarse más.
El uso de abreviaturas como xp, mñn, xa… no es incorrecto, pero no debes usarlo en textos formales, da igual si son correos electrónicos o tesis doctorales. Guárdalos para tus mensajes más coloquiales. En otros contextos su uso no hablará muy bien de ti.
Los emoticonos molan, sí. Y si además necesitas ahorrar caracteres, te pueden sacar de más de un aprieto. Pero no quedaría nada bien que enviaras un email a tu jefe solicitando un aumento de sueldo cargadito de ellos o de símbolos como la gitana de Whatsapp (por no hablar de la mierdecilla con ojos).
No insistas, en español los signos de interrogación y exclamación tienen uno de apertura y otro de cierre (¡! ¿?). Así que no seas mangui y encabeza con ellos tus mensajes. La mayúscula también es obligatoria. Es mejor escribir «¡Hola!» que *«hola!», por muy digital que seas.
Cuando quieras indicar que te estás partiendo la caja, no hay nada más claro que unos cuantos ja, ja, ja (así, con todas sus comas) que un ha ha ha inglés o el americanísimo LOL. Si van en mayúsculas o en minúsculas, es cosa tuya, así como el número de jas que pongas. También son válidos los je, ji, jo y ju. Pero recuerda: úsalos en un contexto informal, entre colegas. Fuera de él no queda bien.
Y, por lo que más quieras, no te comas grafías. Hola es siempre con h, escribas un SMS (¿existen aún los SMS?), un correo a tu amiga Paqui o al presidente del club de ultras de tu barrio. Ni se te ocurra justificarlo como un ahorro de espacio y caracteres. No cuela.

Último número ya disponible

#142 Primavera / spring in the city

Sobre nosotros

Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

Suscríbete a nuestra Newsletter >>