¿Qué cable corto? ¡Yo lo sé!

21 de junio de 2013
21 de junio de 2013
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Si la lógica imperase en el terrorismo, los cables de las bombas de relojería no serían de diferentes colores: uno rojo y otro azul. Puestos a ser malignos, se ponen todos iguales y ahí se las apañe Bruce Willis.

Little Bits es un kit compuesto por módulos de código abierto que, gracias a pequeños imanes, permiten combinarse entre sí.
Llegará un momento, y no queda mucho, en que esto sea así. Los ciudadanos de mañana deberán saber programar, deberán saber de electrónica y deberán ser capaces de crear soluciones a sus problemas con sus propias manos.
Para llegar a eso hay que pasar por un periodo de aprendizaje. Ese es el plan de Little Bits, conseguir que, desde pequeños, los niños sepan cómo funciona la cacharrería electrónica. “Pasamos siete horas y media con dispositivos tecnológicos cada día pero nos limitamos a un uso pasivo”, explica Ethan Hartman, coordinador de atención al cliente de Little Bits. “Creemos que es necesario crear una generación de resolutores de problemas”.
Little Bits es un kit compuesto por módulos de código abierto que, gracias a pequeños imanes, permiten combinarse entre sí. Así, a modo de piezas de Lego, los niños aprenden cómo crear circuitos electrónicos con funciones determinadas. No es necesario trastear con cables ni soldar. Todo lo que hay que hacer es unir módulos de colores, observar su comportamiento y aprender a base de prueba-error sin ningún tipo de riesgo.
Cuando Ayah Bdeir fundó la empresa hace dos años, quería diluir la línea entre aquello que consumimos, entre los objetos que utilizamos, y las cosas que creamos. “Queremos convertir a cada persona en un inventor”, señala Hartman. Pura poesía maker.
La startup con base en Nueva York ha hecho una decidida apuesta por la innovación abierta. Little Bits se basa en esa filosofía y se apoya en una amplia comunidad de usuarios devotos por compartir los experimentos que crean. “Todos nuestros diseños se comparten en línea, son de disponibilidad pública. Así, todo el mundo puede aprender de la creatividad de los demás”, resalta el miembro de Little Bits.
El precio de los kits de piezas oscila entre los 89 y los 149 dólares. Incluyen, además de la habitual sinfonía de color en forma de módulos, una batería y un folleto de instrucciones con algunas propuestas de proyectos para comenzar a trastear.
El objetivo próximo de la compañía estadounidense pasa por la consolidación como estandarte de la filosofía DIY. “Estamos ampliando la biblioteca de Bits (de módulos) para ampliar el campo de maniobra de los usuarios”, declara Hartman. “Buscamos nuevas formas de invitarles a profundizar en Little Bits, de aprender el funcionamiento a bajo nivel del material para que sean ellos mismos los que diseñen nuevos módulos compatibles con nuestro sistema”.
Con todo esto, lo que depara el futuro es una ciudadanía que conoce cómo funcionan sus dispositivos electrónicos, que son capaces de alargar su vida, de generar menos basura, de ser más sabios y más libres. En las pelis del futuro, cuando en el clímax final las bombas estén a punto de estallar, será una dulce niña de 7 años, peluche en ristre, la que llegará a salvar la ciudad. Bruce Willis pasará a engrosar las colas del INEM.
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