Hay mil maneras de caminar por Madrid. Puedes ir con la mirada perdida en la nada, solo pendiente de no tropezar, de cruzar a tiempo antes de que cambie el semáforo. O puedes recorrerlo leyendo las mil historias que se tropiezan contigo a cada paso, disfrutando de los detalles. «Con ojos de fotógrafo», confiesa Luis Rodríguez (@luison_street). Así es como se mueve él allá por dónde va. Y con un iPhone en la mano para poder «capturar un momento único que no se volverá a repetir jamás, y convertirlo en eterno».
¿Por qué un móvil? Por un par de razones prácticas. Por peso: «La posibilidad de llevar constantemente conmigo una buena cámara en un dispositivo que pesa menos de 200 gramos». Y por comodidad y tecnología: «se desbloquea inmediatamente, cada vez tiene mejor óptica y puedo editar las imágenes en el mismo dispositivo e inmediatamente compartirla con el mundo a través de mis redes sociales».
Todo ello ha hecho de este fotógrafo y arquitecto madrileño un «acérrimo defensor de la fotografía móvil». Lo que no significa en absoluto que sea un detractor de la fotografía tradicional, todo lo contrario. «La Fotografía ha de emocionarnos, ha de contar una historia, y eso, como he dicho, es indiferente del dispositivo con el que haya sido capturada. En mi caso, un iPhone».
De esos paseos por el Barrio de las Letras del centro de la capital, donde vive con su familia desde que nació su primera hija, nacen las fotos que componen su próxima exposición Hi(p)storias callejeras. 34 imágenes realizadas solo con su móvil y usando la aplicación Hipstamatic, disponible solo para iOS.
«Lo bonito de Hipstamatic es que es una aplicación que funciona combinando lentes y carretes en infinidad de posibilidades. Cada combinación da un aspecto diferente a la fotografía realizada. Lo interesante de todo esto es que se podría decir que la fotografía ya sale editada». Sin embargo, confiesa, sus instantáneas apenas están retocadas. Tan solo ajustes de luz y contraste, y en determinadas ocasiones, para corregir líneas verticales que convergen, o algún horizonte que no sale perfectamente horizontal. Nada más. Lo demás sería maquillaje. Y un maquillaje no hace buena una foto.
Hi(p)storias callejeras muestra escenas de barrio donde los protagonistas son los vecinos que lo habitan. «El centro de Madrid bulle con infinidad de escenas, siempre hay gente por la calle, siempre ocurren cosas interesantes: gente que hace la compra, gente que va con prisa, gente que se detiene a saludar, gente mayor que se mezcla con gente joven, gente que discute, gente que se da un beso», explica entusiasmado. «La periferia se usa habitualmente para residir. Uno sale de casa y vuelva a ella tras el trabajo, poco más. En el centro, además de esto, ocurre todo lo demás. Al menos, yo lo veo así».
Todas las imágenes son en blanco y negro, primero porque cuando se trata de street photography o fotografía callejera se lo pide el cuerpo. Y porque «un gesto, una mirada, una actitud, etc. no dependen del color, sino del alma. Y eso creo que queda mejor retratado en blanco y negro», razona para justificar el estilo de su trabajo.
Quedarse solo con 34 de entre las 250 fotos -unas en color, otras no- que preseleccionó fue complicado. Incluso recurrió a la ayuda de su mujer. Hasta que decidió que todas debían tener una cierta homogeneidad, «un diálogo entre sí» y entenderse como un todo. Los tonos grises y blancos ganaron esta vez. Las otras se las reserva para próximas ocasiones, «si me vuelven a dar la oportunidad de exponer», hace un guiño.
Hi(p)storias callejeras se expondrá a partir del 5 de febrero en La Piola (C/León, 9) de Madrid.
Cuentos en blanco y negro de lo que ocurre en tu barrio
