Detroit fue la que empezó todo. La orgullosa Motor City, el epicentro industrial de Estados Unidos, entró en barrena en 1970 y a partir de ahí comenzó a morir lentamente, agonizando. En 2013 declaró la mayor bancarrota municipal de la historia de Estados Unidos. De los 1.900.000 habitantes con los que contaba en 1950 ahora solo quedan 700.000. Y los medios se lo han enseñado al mundo.
En los últimos años, esta debacle metropolitana ha atraído muchísimas miradas gracias a las espectaculares imágenes de algunos fotógrafos que han sabido capturar la singular belleza que se desprende de la decadencia. Así ha surgido toda una tendencia, el detroitismo, y un nuevo tipo de porno sensorial, el ‘Ruin Porn’ o porno de ruinas. Uno de sus exponentes más conocidos es Matthew Christopher, que no solo centra su objetivo en Detroit sino que recorre todo Estados Unidos registrando su abandono arquitectónico y urbanístico. Según reza en su web Abandoned America, el proyecto no solo tiene un propósito estético sino que es un intento de retener la historia y la esencia de lugares abandonados, antes (y después) de que desaparezcan. Su página de Facebook ya tiene más de 52.000 seguidores. ¿Por qué triunfa tanto el ‘Ruin Porn’?
- Porque muestra el declive del poderío de Estados Unidos.

El ‘Ruin Porn’ americano es atractivo porque muestra sin tapujos la cara B de la gran ciudad americana. Durante años su industria cultural nos ha bombardeado con grandes películas, series, programas, fotografías que muestran el modo de vida americano en todo su esplendor, ‘el american dream’. Sin embargo, resulta que Estados Unidos, mayor exponente del capitalismo, estandarte de un modelo socioeconómico, queda retratado en estas instantáneas –un tanto sensacionalsitas y pornográficas− de manera deplorable. Y la imagen del Ford años cincuenta reluciente se resquebraja en jirones de pintura y deja paso a la imagen del esqueleto de ese mismo Ford abandonado cincuenta años más tarde en un descampado.
- Porque consolida nuestro imaginario distópico.

Hemos vivido distopías a través de libros como Un mundo feliz, Fahrenheit 451 o 1984. Hemos sido testigos a través del cine de muchos escenarios posapocalípticos. Como por ejemplo en las recientes La Carretera (de hecho basada en un libro de Cormac McCarthy) y Soy Leyenda (también de hecho basada en un libro de Richard Matheson). Resulta muy atractivo encontrar un referente real de esos mundos distópicos vividos en la ficción.
- Porque reafirma al tiempo como fuerza inexorable.

Es el mismo lugar. Ya no es el mismo lugar. Entre la foto de la izquierda y la de la derecha ha pasado tiempo y han dejado de pasar muchas cosas, especialmente labores de mantenimiento. La mano humana. La vida humana. Sin ella, el tiempo impone su dominio de forma mucho más evidente y transforma todo, tarde o temprano, en polvo. Cuánta gente habrá jugado en esa cancha abandonada de la izquierda que alguna vez fue esa cancha de la derecha. En esas ruinas todavía reverberan el chirrido las pisadas sobre el parqué.
Este fenómeno de reminiscencia geográfica es débil en lugares que nos son ajenos, pero muy fuerte en lugares familiares como la que fue tu casa. ¿Os acordáis de aquella escena de Nebraska? Aunque no lo quiera reconocer, el arisco Woody Grant casi puede verse jugando de niño en aquel salón ahora gris y putrefacto. La página web Detroiturbex proporciona multitud de fotos como la anterior en las que podemos pasar la cortinilla y ver la evolución del lugar.
- Porque reafirma la transitoriedad de la naturaleza humana.

Si el ‘Ruin Porn’ reafirma la naturaleza inexorable del tiempo, también hace lo propio con la naturaleza transitoria del ser humano. Experimentamos la vida, el mundo, desde nuestra perspectiva. Somos la referencia, la medida de todo. El mundo es nuestro mundo; la vida, nuestra vida. Así sentimos una especie de catarsis cuando salimos de nuestros zapatos y vemos el mundo y la vida desde una perspectiva global. Nos damos cuenta de nuestra insignificancia, de nuestra vulnerabilidad, nuestra transitoriedad. Cuando seamos polvo, el mundo seguirá. Las siguientes imágenes también son de la página web Detroiturbex y superponen los estudiantes de aquel colegio en el que es ahora.
- Porque cuando las barbas de tu vecino veas pelar…
¿Alguna más?
Photograph: Yves Marchand and Romain Meffre
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