Tradicionalmente, la poesía no ha sido un género que guste de la tapa dura, las sobrecubiertas o los cantos dorados. En muchas ocasiones, los poetas han tenido que autoeditarse sus libros, lo que aconsejaba ahorrar en acabados superfluos. Rimbaud, por ejemplo, sufragó personalmente la primera edición de Una temporada en el infierno. Como solo pagó el adelanto, los quinientos ejemplares de la tirada fueron embargados por la imprenta.
Pero una cosa es ahorrar en costes y otra que la poesía se publique en soportes tan inusuales como la cinta adhesiva. Eso es lo que hace Tapepoetry, un proyecto de Fabiola Salmán surgido de su pasión por este género literario.
«Desde niña la poesía ha sido una fuente de placer, de inspiración y emociones», explica Salmán, convencida de que «como todas las pasiones, la poesía se disfruta más cuando se comparte».
En su deseo de compartir estos textos con los demás, Salmán comenzó a escribir fragmentos de poemas en cinta adhesiva que pegaba por las calles de diferentes lugares del mundo.
«Comencé con el proyecto en 2014. Mi intención era crear un resquicio en el que la poesía se cruzase en el camino de la gente. Después de ese primer acercamiento, la poesía te sale al encuentro por todas partes. Se genera un efecto multiplicador. Una vez que la gente se encuentra con la poesía, se decide a compartirla, buscarla o querer replicarla».
A través de sus cuentas de Instagram y Twitter, Fabiola Salmán cuelga sus creaciones, que son comentadas por sus seguidores. Estos comparten incluso las fotografías de aquellas Tapepoetry realizadas por ellos mismos. «He recibido mensajes de gente que busca crear su propia de versión desde San Francisco, México, y Uruguay hasta Filipinas u Omán. Son personas que han creado sus propias imágenes, pero manteniendo el espíritu y nombre de Tapepoetry. Me parece asombroso».
Existen otras propuestas semejantes que pretenden acercar la poesía a la población. Por ejemplo Acción poética o Poetry in Motion, en el metro de Nueva York. Sin embargo, el acierto de Tapepoetry es su sencillez de ejecución. A diferencia de Poetry in Motion no es necesario pedir permiso a las instituciones o autoridades del metro neoyorquino. Tampoco son necesarios grandes muros, pintura y brochas como en el caso de Acción poética. Tan solo en necesario, un poema, un rotulador y cinta adhesiva.
«La cinta adhesiva es un medio sencillo, accesible y atractivo por sus cualidades visuales. Además, al usar los muros de grafiti como soporte, combinamos dos expresiones de arte público. Considero al street art como una expresión del sentir de la ciudad, es un arte público y popular, está vivo y en constante cambio».
Además de la cuidada selección de los soportes donde coloca los poemas, Tapepoetry destaca por la selección de los autores, en la que tienen una importante presencia los latinoamericanos.
«Soy mexicana, así que empecé el proyecto con los autores y poemas más cercanos a mi corazón, casi todos latinoamericanos. Sin embargo, el proyecto me llevó a tener más conversaciones sobre poesía y a descubrir a otros autores. Por otra parte, como intento formar parte de la conversación local, adopto el idioma y los escritores del lugar. De esta forma, aunque algunos versos forman parte del imaginario colectivo de la ciudad, otros serán descubiertos por primera vez pero, en ningún caso, resultarán ajenos a la gente que se cruce con ellos».
Una idea excelente! Un ejercicio creativo de comunicacion y acercamiento en un contexto urbano. Felicidades
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