En lo más profundo de estos números está la ciudad de Madrid. En ellos hay «un poco de Tony Encinas, un poco de fritangueo y un poco de bebida». Lo dice su autor, Ales Santos. El diseñador quería reflejar en estos dígitos parte de la «historia de Madrid, con sus bares y su gente». Por eso, se inspiró «en las letras que hacía Tony Encinas en los bares, en sus cristales y sus pizarras, acompañados de dibujos y de esos pequeños salientes dobles que tanto carácter les daba».
Ales Santos también tomó como referencia «el mundo de la noche, las grandes ciudades y los neones» cuando diseñó estos dígitos para la sección de Numerografía del número de octubre de Yorokobu. Y, además, miró hacia algo más lejano en el tiempo y la distancia, cuenta Santos. En estos guarismos hay, entre la insinuación y el escondite, pequeños detalles de estilo victoriano.
La escala del 0 al 9 del fritangueo madrileño
