Resucitar no siempre implica morir del todo. Hay muertes a trozos y renaceres en pedazos. Las piezas de arte, a veces, obedecen a esa lógica. Una muleta pudo seguir el paso de una persona durante años y, al cabo del tiempo, olvidada por su dueño, volver a nacer en la pata de una silla.
Eso ocurrió realmente. Alfredo Velasco rescató unas muletas y las convirtió en parte de un asiento que hoy, además de tener una función práctica, es una pieza de arte. El diseñador industrial guarda en su almacén cientos de objetos desechados. Los encuentra en la basura, en vertederos, entre objetos que ya no quieren sus vecinos o amigos y, en alguna ocasión, en rastros y mercadillos. Aunque solo si su precio es muy bajo. “Nada es nuevo y casi nada es comprado. Todo es encontrado, dado o adquirido muy barato”, especifica Velasco en una entrevista en Mulafest.
En la multitud de objetos almacenados en su taller empieza la ebullición silenciosa de una nueva vida. Todos los artículos acabarán convirtiéndose en una u otra cosa en función de la relación que encuentren con otro elemento. Y casi depende más de ellos que de la decisión del artista. Serán objetos «recuperados, disfrazados o transformados».
[pullquote]»Deberíamos producir menos y aprovechar más lo producido. Así evitamos contaminación y creamos una visión menos consumista»[/pullquote]
“No tengo una idea predeterminada ni voy buscando un objeto en concreto”, relata. “Veo varios elementos y empiezo a pensar en una posible pieza. Pero siempre hay un concepto detrás”. Entonces de la unión de unos objetos con otros surge una nueva pieza cargada de significado y, en ocasiones, incluso poesía.
“Muchas personas me decían que mis piezas eran muy poéticas. Por eso empecé a escribir poemas de los objetos que hago y puede que en un futuro publique un libro”, explica. “Estos objetos transmiten un concepto con un punto irónico. Primero hago siempre la pieza y luego invento su historia”.
Encontrar un significado viene después. La idea original de las piezas de Alfredo Velasco es “recuperar objetos”. “Soy diseñador industrial y sé lo difícil que es realizar un objeto. Quiero recuperar ese trabajo y que no se pierda porque el artículo se rompa o se deteriore. Deberíamos producir menos y aprovechar más lo producido. Así evitamos contaminación y creamos una visión menos consumista. Tendríamos que aprovechar lo que ya hay en vez de ir destruyendo para crear cosas nuevas”.
Alfredo Velasco hace series de objetos desde 2009. Unos vuelven a ser utilizados, como la mayor parte de sus sillas, y otros tienen una función meramente decorativa. Pero todas ellas se construyen sobre la idea de la “recuperación” y el “aprovechamiento”. Eso implica que nunca nada debe ir a la basura. “Para hacer la silla con visagras, por ejemplo, aproveché todas las que tenía. No quiero que me sobre nada ni quiero tirar nada”.
«Carroñero, sin moverme…
sujeto por los tornillos que dan fe
de mi eterna muerte.
¡¡Sangre fresca!!
¡¡¡Carne viva!!!
Necesito urgentemente
sentir que quito una vida.
Qué placer, sinceramente.
¡¡Carne muerta!!
¡¡Corrompida!!
Me nutren constantemente
y tan solo al vomitar,
con la panza bien vacía,
conseguiría matar,
al final, con alegría».
(Alfredo Velasco)
«Tus ojos son tus ventanas
y ves las ventanas de enfrente.
Ventanas y más ventanas,
interiores protegidos
por cristales transparentes.
Interiores que se ven
porque las ventanas quieren.
Se ve el alma que está en casa
si se mira fijamente,
cristales que cuando naces
son de vidrio reluciente.
Cae la tristeza lloviendo,
resbalando, indiferente,
y desgasta el espejismo
de brillar eternamente,
llevándose la pureza
como cualquier detergente.
Y se queda el alma en casa
esperando simplemente
encontrar alguna letra
en ese libro de siempre».
(Alfredo Velasco)