Las figuras que crea Álvaro Soler-Arpa son un puñetazo en los ojos del espectador. Bustos de animales saeteados con clavos y púas, zapatos que se convierten en impalas, figuras que provocan una extraña mezcla de aversión y atracción.
Soler-Arpa no utiliza solo materiales convencionales para sus obras. A la madera y el hierro se unen los huesos y esqueletos de animales muertos. «La vida es una experiencia dramática en la que suceden cosas tan importantes como nuestro nacimiento y muerte», explica el artista gerundense.
«En la vida conocemos lo que es la violencia, el amor, la pérdida, la tristeza, la ilusión, el infierno y el cielo. La vida es algo traumático e intenso, y aunque nos esforcemos en ocultarlo y domesticarla, es así. La materia que un día tuvo vida, como son los huesos, me da el peso necesario para hablar de ello. Me pone en conexión con ese fantástico y tremendo drama que es la vida».
Álvaro Soler-Arpa se formó en ilustración y diseño y a ello se dedicó durante 15 años, trabajando en los campos de la publicidad y el cine. Hoy, dedicado solo a sus esculturas, exhibe su obra en una exposición titulada El diseño no es inocente, que parece toda una declaración de intenciones.
¿Por qué esa afirmación tan rotunda?
Yo me he dedicado al diseño y soy víctima de los caprichos que lo envuelven, tanto como creador como consumidor. Me gusta personificar al diseño en alguien que, con el paso del tiempo, se ha corrompido y se ha vuelto un personaje muy malo, malvado, un verdadero villano.
El diseño nace en las artes gráficas y está, en un principio, al servicio del producto de consumo, pero la versión adulterada del diseño que hoy en día vivimos es sinónimo de estrategia, ambición y maquiavelismo. El diseño ha dejado de ocuparse únicamente de la estética del producto de consumo para ser su razón de ser. La obsolescencia programada es fruto del diseño. ¡¡¡Hoy en día los productos están diseñados para que se rompan!!! Es patético y somos patéticos por aceptarlo.
El nombre de la exposición tiene un subtítulo aún más rotundo: Diseño-matástasis. ¿Qué significa?
El diseño como cáncer que se expande. Vuelvo a la personificación del diseño: en su versión actual, el diseño es un cáncer, una deformación virulenta de lo que era en los años 40-50. En aquellos años su función era, sobre todo, estética, no se había asociado aún con el capitalismo para generar la sociedad de consumo.
¿Todo lo que entendemos por diseño entra en esa afirmación? ¿Hay algún diseño que se salve?
El diseño tiene su origen en las artes gráficas y la búsqueda de lo estético. En su grado más noble consigue ser funcional en ámbitos como diseño de interiores, la arquitectura o la ingeniería. No todo el diseño es virulento y malo. Calculo, a ojo de buen cubero, que un 90% del diseño que se realiza hoy en día es nefasto, engañoso e inútil, y el resto es noble y con intención funcional.
Puede parecer contradictorio que alguien que se dedica al arte y que ha trabajado como diseñador tenga una versión tan clara, podría decirse que demoledora, del que fue su oficio. Pero Álvaro Soler-Arpa distingue bien entre esos dos planos, lo que diferencia al arte del diseño.
«La diferencia es muy sencilla. El diseño implica producción industrial, está vinculado estrechamente con una estrategia comercial que lleva al consumismo que está acabando con el planeta tal como lo conocíamos. El arte no tiene esa vinculación con el consumismo. Una escultura puede ser un objeto de deseo, pero no implica una producción industrial y abusiva con el medio ambiente. Es una pieza única».
«No pretendo criticar ni aleccionar a nadie», aclara el artista gerundense, haciendo hincapié en ello, «ya que yo, como artista, estoy tan imbuido como cualquier persona en esa dinámica que dicta el diseño».
Álvaro Soler-Arpa trabajó durante muchos años («y aún lo he de hacer esporádicamente») como dibujante de shootingboards para el mundo de la publicidad y el cine. «Y la publicidad», apunta, «no deja de ser diseño -literal y conceptualmente-, estrategias diseñadas para aumentar las ventas de productos de consumo… ¡¡Así que no me salvo!!».
«Pero esa experiencia es quizás la que me ha permitido articular este discurso. No pretendo criticar, sino solamente levantar la voz de alarma sobre lo que hay realmente detrás del diseño y su máscara colorista. ¿Qué pretende realmente el diseño?».
Y hace al espectador una última invitación: «Reflexionemos ante el nuevo modelo de iPhone, el nuevo modelo de BMW o las nuevas tendencias de la moda».
El diseño no es inocente. Diseño-metástasis podrá verse en la Galería Miguel Marcos (C/Jonqueres, 10) de Barcelona hasta el próximo 3 de marzo.