«Sí, lo creo. Todo el mundo crea y cree», así responde la actriz y guionista Ana Rujas (Madrid, 1989) a la pregunta de si vivimos una buena época para la creatividad. Como una de las artistas del momento, es una voz acreditada. Atesora varios proyectos —y éxitos— en los últimos años: «Ahora mismo estoy escribiendo mi primera película y estrenando La Mesías», afirma en alusión a la reciente historia de los Javis sobre el fanatismo religioso, donde comparte cartel con Macarena García, Carmen Machi y Lola Dueñas.
Muchos reconocen a Ana Rujas por Cardo, un trabajo que define como «lo más intenso del mundo y lo más maravilloso». Un retrato social que le ha brindado, entre otras alegrías, el Premio Feroz 2022 a la Mejor Actriz Protagonista de una Serie. «La sensación que me deja es la de haber hecho algo que me identifica. Me siento orgullosa de lo que hicimos, de cómo lo hicimos y del equipo tan bonito que teníamos alrededor», relata con pasión.
Cardo coloca un espejo a esa generación nacida en los 90 que chapotea entre las arenas movedizas del pasado apacible, el futuro incierto y el presente disoluto. Siempre a salto de mata del curro precario, el ocio incesante y la sala de espera existencial acaso sin esperanza.
«Soy de las que piensan que hay esperanza; no me gusta hablar de lo mal que se hacen las cosas o de lo mal que está la sociedad. Yo hablo en positivo. Me parece que ayuda más y doy valor a todos los avances que hacemos y que las generaciones que llegan sabrán apreciar», sentencia con optimismo la —también— autora del documental Gracias. Diez años de impacto del bueno sobre Wallapop. Pero a esto nos referiremos más adelante.
«¡Lo que hay que tener son buenas ideas!»
Polifacética, versátil, hipnótica… Ana Rujas se presta a todo tipo de epítetos. La madrileña —del barrio de Carabanchel, para más señas— ha transitado por La que se avecina en televisión o La mujer más fea del mundo en el escenario, una singladura artística que maneja con naturalidad: «Nadie cambia, soy actriz y tomo trabajos. Ahora escojo otros trabajos y, en el teatro, si puedo crear yo también… perfecto». «¡Lo que hay que tener son buenas ideas!», resuelve con determinación.
Y ahí aflora, por ejemplo, otro personaje destacado: el de Diana (2018). ¿Cómo lo recuerda? ¿Cómo fue aquella experiencia cinematográfica donde ejercía de escort de lujo que atiende a un misterioso cliente, poniendo en solfa —para no perder las buenas costumbres— ciertos asuntos de actualidad? «Fue mi primer papel protagonista y fue una película de culto para muchos, pero quedó en el olvido», comenta. «¡Y se veía venir una corriente que luego tuvo cabida! El director, Alejo Moreno, fue un visionario en muchas cosas. En ese momento, con temas tabúes».
Trazamos un giro de guion; y de formato. En la vida, quien más, quien menos, a menudo asolan algunas inquietudes, confidencias y emociones. Y Ana Rujas lo plasma sin aderezos en La otra bestia (2023). Textos desnudos y reflexiones salvajes que casi no ven la luz.
«Odio recomendar mi propio libro; que lo lea el que quiera. Todos tenemos algo que no nos atrevemos a decir y yo pensé muchas veces en no publicarlo por eso mismo». He aquí otra faceta más en el currículum de esta chica de barrio —«la chica sale del barrio, pero el barrio nunca sale de la chica», dijo en los Premios Feroz— que fue también modelo antes de triunfar en las pantallas: «Me sirvió para ser lo que soy ahora y tener un gusto distinto».
Lo del documental de impacto positivo
Un dato: la reutilización de productos de las personas que han usado Wallapop ha supuesto el ahorro económico, solo en el último año, de 723 millones de euros en coste ambiental, suficiente para reforestar la superficie del Parque Nacional de los Picos de Europa unas 5 veces.
Un balance tan llamativo que se refleja en el documental Gracias. Diez años de impacto del bueno, escrito por Ana Rujas y dirigido por Luc Knowles, donde se demuestra la importancia de esta economía circular tan cotidiana a través de seis historias concretas y reales, con nombres y apellidos. Un vídeo con un mensaje claro: prolongar la utilidad de los objetos que nos rodean favorece nuestro bienestar e incluso puede cambiar nuestro destino.
«Yo lo veo como una ayuda para un consumo más sostenible; reutilizar lo antiguo y darle una segunda vida a algo olvidado hace que ayudemos en ese impacto positivo», explica la actriz y autora del cortometraje de Wallapop.
Todo surgió de su propósito «de consumir, por ejemplo, marcas de segunda mano, de entender lo valioso que es encontrar piezas únicas o que solo puedas tener tú: se convierte en algo especial». Ana Rujas se reconoce como usuaria de la plataforma, precisamente, «para buscar esas piezas especiales». «Me gusta mucho encontrar piezas de colección y reliquias; ¡y a veces encuentras tesoros! Suelo comprar ropa; me gustan las colecciones antiguas, piezas que ya no se llevan».
Y, al hilo de este trabajo por el décimo aniversario de Wallapop , Ana Rujas considera que la sociedad está más concienciada con el cuidado y respeto a la naturaleza: «Creo que sí y que, además, tiene que ver con la identidad de nuestra generación: una manera de buscar en lo antiguo lo nuevo y de redefinirse. Y, colateralmente, sin saberlo, muchos de nosotros contribuimos a un consumo más sostenible».