El dicho popular reza que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Lo que para muchos no es más que un consuelo para pobres, es en sí mismo, un potosí de sabiduría que puede llevarse y concretarse en cualquier episodio de nuestra cotidianeidad.
El del habitual «qué me pongo» es uno de ellos. ¿Porque es acaso esa frase exclusiva de aquellos que tiene poca variedad de prendas en su armario? Pregunta de la que se deriva otra más difícil de contestar aún: ¿cuántas prendas son pocas y cuántas muchas?
Para quienes siempre hay alguna excusa para estrenar ropa es posible que no exista tope. Pero, ¿es necesario estar todo el día de compras para ir a la moda? La respuesta es un rotundo NO.
El concepto de armario cápsula que hace de años puso de moda la diseñadora Donna Karan es un buen ejemplo de cómo, con apenas un puñado de prendas, es posible combinar y conseguir distintos y acertados oufits. Lo importante, apuntaba en Vogue la autoría del libro El método del armario cápsula, Saray Martín, es conocer nuestro estilo y escoger las prendas básicas y de calidad para poder combinarlas.
El apunte de la calidad no es baladí. Para poder utilizar un jersey con más de 20 años de existencia más allá de para bajar la basura conviene que este no esté lleno de pelotillas. Cierto es que a más calidad, más precio, pero el planeta será el primero en agradecer esta inversión. Tener un armario sostenible y a la vez fashion es posible.
Lo bueno es que en los últimos tiempos parece que este tipo de tendencia está cuajando. Lo demuestra el auge de discursos como el de la ya célebre Marie Kondo y su apuesta por el minimalismo. Para la japonesa, solo deberíamos tener aquellas cosas que nos aportan felicidad. Estas, normalmente, suelen limitarse a aquellas que utilizamos con frecuencia y las que guardan algún valor sentimental para nosotros (estas últimas no suelen ser muchas). De todo lo demás deberíamos desprendernos en aras de disponer una casa y, por ende, un armario más despejado y ordenado.
Lo curioso es que el de Kondo no es un discurso original. A los que hayan leído Walden, de Henry David Thoreau, seguro que les sonará puesto que el libro, escrito hace más de un siglo, no es sino un diario que analiza los pasos para alcanzar la simplicidad en el día a día. Una existencia minimalista, en definitiva.
Silvia Panadero recupera, en este artículo de Igluu, algunas de las máximas de Thoreau y analiza las tendencias que demuestran que se puede ir a la moda sin que el planeta se convierta en fashion victim, y no precisamente en el sentido que normalmente se le suele dar a esta expresión.