El polรญtico mexicano Arne Aus den Ruthen no habla por el telรฉfono. Dice que las palabras se las lleva el viento, que usando mensajes de texto puede ordenar mejor su tiempo, sin que le interrumpan las llamadas. Pero es el smartphone lo que le ha dado un empujรณn a su fama como City Manager de la delegaciรณn Manuel Hidalgo, en la Ciudad de Mรฉxico. Aus den Ruthen se dedica a documentar las infracciones cรญvicas que cometen sus representados usando el Periscope, emitiรฉndolas en directo. Unos lo ven como un hรฉroe armado con un cรกmara e internet. Otros, como un villano que impone una doble sanciรณn: la multa correspondiente y una pena de exhibiciรณn. รl comenta que es solo un servidor pรบblico y que el Periscope representa รบnicamente el 2% de su jornada laboral.
Algunas de sus retransmisiones en directo incluyen vecinos que tiran la basura donde y cuando no deben, como una mujer que se echa a llorar tras cinco minutos de discusiรณn; tambiรฉn coches aparcados de forma incorrecta, como el caso del empresario Raรบl Libiรฉn o el de Francisco Guzmรกn, jefe de la Oficina de Presidencia; otras veces, prostitutas en medio del ejercicio del trabajo mรกs antiguo del mundoโฆ Todo en la delegaciรณn Manuel Hidalgo, que aporta el 22% del Producto Interior Bruto de la gigantesca capital de Mรฉxico y un 3% al total del paรญs, por encima de Estados como Aguascalientes, Baja California Sur o Durango. Un monstruo que incluye desde zonas de dinero al estilo de Las Lomas hasta focos mรกs marginales como Tacubaya.
ยซNosotros estamos documentando el quehacer de los servidores pรบblicos, nuestro afรกn no es exhibir a personas ni difundir sus datos, sino documentar su funciรณnยป, explica en un parque donde se estรก realizando el Miรฉrcoles Ciudadano, una junta periรณdica entre funcionarios de alto rango y habitantes de la ciudad para resolver sus dudas, ยซesto estรก basado en un principio que estรก en las leyes de Transparencia de Mรฉxico, que dice que los gobernantes tienen que hacer pรบblica la mรกxima informaciรณn posibleยป.
Aus den Ruthen argumenta que la emisiรณn en directo permite ver si los operativos se apegan a la ley y si existe abuso ya que, al no editar nada de los vรญdeos, se impide que haya sospechas de corrupciรณn. ยซSi se estรก emitiendo en directo cรณmo la grรบa se lleva un auto, no puede haber una llamada para presionar y que se pare el proceso; no puede haber una mordida [un soborno] al policรญa para que no ponga una multa de trรกnsitoยป, asegura, y pone como ejemplo el caso de Florenz Casses, una ciudadana francesa que supuestamente colaboraba con una banda de secuestradores y saliรณ de la cรกrcel, entre otras irregularidades, al fingir las autoridades un falso directo de su detenciรณn.
Pero el actuar de Aus den Ruthen ha sido contestado desde altas instancias. La Comisiรณn de Derechos Humanos e InfoDF cuestionan si se vulnera el derecho a la intimidad de las personas. Tambiรฉn desde ciertas partes de la prensa, que creen que asรญ se impone una doble pena a los infractores, que no tendrรญan que ver manchado su honor de esta manera.
ยซMira, aquรญ lo que se da es la colisiรณn de dos derechos: uno es el de una mayorรญa a ser informada, el otro es el derecho al honor de un sujeto cogido en flagranciaยป, se defiende. ยซTendrรกn que ser los tribunales los que decidan cuรกl de los dos prevaleceยป. Sobre la doble pena, aduce a que todo depende del infractor y pone como muestra dos casos similares, el del empresario Raรบl Libiรฉn y el de Francisco Guzmรกn, jefe de la Oficina de Presidencia. ยซLos dos hicieron lo mismo, que fue que sus escoltas cometieron faltas de trรกnsito [trรกfico]ยป, razona, ยซpero que mientras uno sufriรณ escarnio pรบblico ya que eligiรณ contra una sanciรณn una conducta basada en decir groserรญas y portarse de forma altanera, el otro pidiรณ disculpas y pagรณ su multa, sin pena adicional; y, de hecho, creo que como polรญtico saliรณ reforzadoยป.
Aus den Ruthen reconoce una influencia en Antanas Mockus, el cรฉlebre exalcalde de Bogotรก, Colombia, y sus tres tipos de regulaciรณn: moral, cultural y legal. La primera es en la que el ciudadano ya sabe que no debe tirar la basura y es consciente de que es una falta cรญvica. La segunda es cuando los vecinos seรฑalan al infractor y este acaba evitando cometer esa falta por vergรผenza. Cuando estos dos filtros fallan, llega el legal, que deben ser los casos mรญnimos para no atascar las instituciones.
En Mรฉxico parece haber una pequeรฑa tendencia a este tipo de actuaciones. Hace unos aรฑos saltรณ a la palestra Peatonito, un hombre vestido con mรกscara de luchador y capa que se erigรญa en defensor de los transeรบntes de la Ciudad de Mรฉxico. Aus den Ruthen ha inspirado a un grupo de vecinos que se ha autodenominado El ejรฉrcito de Arne, Brigada Cรญvica o Los Godรญnez, y que como รฉl usan el Periscope para transmitir sus incursiones en la calle. Segรบn recoge el diario La Jornada, a algunos vecinos les da miedo un empoderamiento de un grupo no electo ni fiscalizado que ejerza la justicia.
Lo cierto es que sus acciones le han traรญdo algunos problemas. En febrero, en el barrio Escandรณn, unos vecinos le agredieron cuando se negaron a retirar un coche hecho chatarra y una lona que tenรญan atada en la calle. Hace unos dรญas otro le amenazรณ e insultรณ durante 20 minutos. El periรณdico El Universal sacรณ una noticia en la que le acusaba de doble moral al haber defendido aรฑos atrรกs los abusos de los guardaespaldas. รl contesta que es una mentira de un medio con una agenda polรญtica.
Mientras algunos le siguen tachando de villano, otros lo ven como un hรฉroe en un paรญs donde la impunidad es comรบn. Quizรก la mejor reflexiรณn sea la que Josรฉ Antonio Caballero, experto en derecho del Centro de Investigaciones y Docencia Econรณmicas, hacรญa justo en El Universal. ยซยฟConviene emplear la vergรผenza pรบblica para el cumplimiento de normas?ยป, se preguntaba para responderse a renglรณn seguido: ยซDejemos los juicios rรกpidos, lo que necesitamos es un debate serioยป. Aus den Ruthe lo tiene claro. En su mundo ideal, todos los funcionarios pรบblicos llevarรญan una cรกmara en el pecho.
โโโ-
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