Así era el futuro en 1979

En el futuro de 1979 no existía internet. Ese año la editorial Usborne Publishing publicó un libro llamado El mundo del futuro. Robots. Ciencia y medicina en el siglo 21. La introducción avanzaba que en esas páginas mostraban «las ideas de los científicos para resolver problemas tales como la crisis energética y la contaminación en el mundo».
Decían también que «los robots, cerebros electrónicos y sistemas de computadoras ayudarán a la humanidad a dirigir un mundo cada vez más complejo» y que lo más cierto de todo era que «el mundo real del futuro será más sorprendente de lo que nadie pueda imaginar». Así es. Por aquel entonces el futurismo relatado por Kenneth Garland y David Jefferis ni podía intuir internet, la realidad aumentada o el espionaje sistematizado.
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La portada muestra a «un robot de tres patas haciendo una exploración en la jungla de un mundo alienígena».
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«Un robot multiarmado construyendo una estación espacial con materiales que ha transportado y puesto en órbita la lanzadera espacial».
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«Robots, cerebros electrónicos y sistemas de computadoras ayudarán a la humanidad a dirigir un mundo cada vez más complejo. Algunos de ellos se parecerán a la popular imagen de un robot (una máquina con forma humana)».
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«Con la invención de la bomba atómica se abre la posibilidad de que estalle la mayor guerra, produciendo un colapso total. Nos queda la esperanza de que suficientes personas recuerdan que nuestros antepasados triunfaron porque cooperaron unos con otros».
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«Actualmente se utiliza petróleo para cubrir la mayor parte de las necesidades energéticas, pero las existencias son limitadas, por lo que es necesario encontrar nuevas fuentes de energía».
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El solarmóvil (abajo a la izquierda). «Este curioso triciclo fue inventado en Alemania. La sombrilla es, en realidad, un panel de células solares que alimenta un pequeño motor eléctrico junto a la rueda delantera. El motor tiene la suficiente fuerza como para mantener rodando el solarmóvil en carretera llana. Para subir cuestas, el conductor tiene que utilizar los pedales. Sus células solares no generan energía en la oscuridad».
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«La tercera revolución industrial aún tiene que producirse. Consistirá en el traslado de muchas industrias fuera de la Tierra para situarlas en el espacio».
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«Muchas personas prevén el ocaso de la civilización tecnológica en el próximo siglo como consecuencia de la escasez de energía, los problemas de la contaminación y la falta de minerales esenciales».
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«Los ‘ojos espaciales’ pueden registrar la polución del aire y de los mares, y también avisar de los peligros de inundaciones, sequías e incendios forestales. Utilizando equipos fotográficos espaciales, las fotografías mostrarán si las cosechas son buenas o malas. En el futuro se tendrán que vigilar los lanzamientos para evitar colisiones».
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«En 1900, la población del mundo era de 1.550 millones de personas. Hacia el año 2000 sobrepasará los 6.000 millones. La perspectiva de la mayoría de los países del mundo es el hambre o la inanición, a menos que la producción de alimentos sea suficiente para cubrir las necesidades de la población mundial. El progreso necesitará en el futuro evitar la polución, eliminando los insecticidas contaminantes».
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Emergencia médica. «A pesar de los avanzados equipos telefónicos, de TV y el aumento de precio de los combustibles, las personas seguirán viajando en el futuro. La seguridad del sistema de transportes está mejorando y continuará haciéndolo, pero no hay máquina (o persona a su cargo) perfecta y seguirán ocurriendo accidentes».
Medicina preventiva en el siglo XXI. «El énfasis de la medicina del siglo XXI radicará en evitar que la mayoría de las enfermedades se conviertan en graves, especialmente por chequeos médicos continuos realizados desde la infancia. De esta forma se aplicará el tratamiento adecuado tan pronto se note cualquier cambio. La ventaja de esta clase de tratamiento médico es que la mayor parte de las personas necesitarán mucho menos tiempo de hospitalización».
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La persona cibernética. «Con más y más órganos disponibles, las personas del futuro pueden ser cibernéticas (mitad humanas, mitad robots)».
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Hombre y máquina, compañeros en el futuro. «La posibilidad de que se construyan máquinas inteligentes no debe causar miedo. La unión hombre-máquina, haciendo cada uno el trabajo para el que esté mejor dotado, es más probable que la existencia de unos robots locos que lleguen a controlar el mundo.
El resultado puede ser un paso adelante en el camino de la evolución humana, quizás un hombre totalmente nuevo y mejor preparado para explorar el Universo.
En este dibujo vemos un posible equipo de exploración del futuro. Los hombres y las máquinas trabajan juntos, mientras estudian a un pequeño habitante de un mundo muy lejano, situado en las profundidades del espacio. Los hombres están a cargo de este equipo, aunque el cerebro electrónico tienen más capacidad que los cerebros de toda la tripulación.
La máquina de forma humana –un verdadero robot– se puede construir, pero resultará un componente poco corriente en la familia de los robots».
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Batallas del año 2000. «Una predicción del futuro, desgraciadamente verdadera es que pequeñas y grandes batallas, continuarán librándose en distintos lugares del mundo. La rivalidad Este-Oeste continuará, así como el desarrollo de los armamentos. En esta página verás algunas de las máquinas de guerra futuras.  Sin embargo, el perfeccionamiento del armamento no es del todo malo. Por ejemplo, los ultraseguros sistemas de computadoras diseñados para una batalla se usan también en las líneas aéreas de todo el mundo».
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¿Hay alguien ahí? «¿Qué clase de criaturas recibirán los mensajes enviados desde la Tierra? (…)  ¿Qué sucederá si entramos en contacto con alienígenas y están mucho más avanzados que la raza humana? Hay quien piensa que el resultado será una maravillosa era de aventuras y descubrimientos. Otros opinan: ‘¿Lucharían los hombres para dominar las artes y las ciencias si tuviesen la sensación de que todo está hecho con anterioridad? El resultado sería una especie de pereza racial, y la muerte en último término».
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El acorazado ESP. «En un futuro lejano, las personas probablemente harán cosas que a nosotros nos parecerán mágicas. Nuestros descendientes quizás creen la mujer y el hombre bioquímicos, capaces de elevar el poder de sus mentes hasta unos niveles fantásticos por medio de elevadores ‘robóticos’ de la ESP».
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El siglo XXI también tiene su futuro en este libro. Un porvenir de olor utópico y algo naif. En ese momento habrá terminado la tercera revolución industrial. «Virtualmente todas las industrias contaminantes, incluso las que no lo son, se han trasladado al espacio. El hombre y la máquina gradualmente transformarán el planeta en un jardín ecológicamente equilibrado. La cibernética será de uso general. Mitad robots combinados con microcomputadoras y partes del cuerpo humano serán capaces de realizar tareas que los humanos no podrán hacer por sí solos.
Usando computadoras y estaciones de investigación en las profundidades del espacio, los misterios de la percepción extrasensorial se resolverán. Las computadoras excederán la inteligencia de los humanos. El super-robot programado para ayudar a los humanos conseguirá más logros para ellos que con el cerebro electrónico».

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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