‘Los sabores de la memoria’: un libro con olor a jamón del bueno
Sabido es que al hipersensible Marcel Proust, uno de tantos días que andaba de bajona, meterse en la boca una cucharada de té con un pedacito de magdalena lo retrotrajo de sopetón al pasado y le inspiró nada menos que las siete novelazas de En busca del tiempo perdido. Proceso mental que queda reflejado con idéntica maestría, pero sin mediar