Los palistas: una tribu que juega muy en serio
Rara es la playa en que no aparezca antes o después una pareja de bañistas con dos palas y una pelota. Por eso choca a quien no conozca El Sardinero, en Santander, que allí reivindiquen las palas como deporte autóctono: no lo ven como un juego de playa. Las palas cántabras, con 90 años de historia, deciden ahora su futuro