María Jesús Espinosa de los Monteros

miedo al dentista

¿Por qué nos da tanto miedo ir al dentista?

¿De qué recoveco ancestral emerge el temblor cuando padecemos nuestro turno en la sala de espera del dentista? ¿A qué velocidad debe latir nuestro corazón cuando, por fin, nos envalentonamos, nos acomodamos –tan incómodos– en esos sillones dentales decididamente ergonómicos y algo siderales? Las respuestas se antojan complejas pero existe una constatación real: casi todo el mundo sospecha del dentista,