El ilustrador que comenzó a verlo todo negro

Paint it, Black Faes
18 de diciembre de 2019
18 de diciembre de 2019
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A Juan Díaz-Faes le pasó algo parecido a lo que le ocurrió a la persona de Paint it, black de The Rolling Stones. Veía un muro y lo quería ilustrado con pintura negra. Se acercaba a una cerámica de Talavera. Negra. Una tabla de skate llena de geometrías. Sí, negras.

Así es como el ilustrador Juan Díaz-Faes se convirtió en algo más que ilustrador. A él le cuesta definirse como artista. Todavía convive con un ápice de síndrome del impostor. Pero lo cierto es que de su cabeza han comenzado a brotar hemorragias creativas que difieren de sus coloridas propuestas para Yorokobu, de sus sempiternos patterns o de sus doscientas cacas.

«Yo, que soy medio de pueblo, sentía todo esto como un poco raro. Por primera vez, podía concentrarme no en crear una obra artística, sino en algo previo: investigar si yo podía convertirme en algo parecido a un artista», explica el asturiano.

La metamorfosis ocurrió en Somo, Cantabria. Allí, Colección SOLO –el proyecto de mecenazgo artístico y divulgación de Ana Gervás y David Cantolla– tiene una de sus residencias artísticas. Allí se vio despojado por fin de la urgencia de la supervivencia a la que obliga el follón de Madrid, la ciudad en la que vivía. Allí pudo comenzar su búsqueda de no se sabe exactamente qué.

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La relación entre Colección SOLO y Juan Díaz-Faes comenzó a final de 2010. Yorokobu publicó una entrevista al emprendedor David Cantolla en la que resultó más chispeante ir acompañados de un ilustrador que de un fotógrafo. El ilustrador era Juan Díaz-Faes.

Aquella entrevista dio lugar a otro proyecto. La historia de gloria, fracaso y resurrección del propio Cantolla. También sería en formato cómic y también sería ilustrada por Juan Díaz-Faes. Éxito para perdedores (Astiberri, 2012) contaba la aventura de Cantolla como ex director de Teknoland, creador de Pocoyó y, en aquel momento, presidente de la compañía de videojuegos Bitoon Games.

La relación entre ilustrador e ilustrado se hizo formal. «David me propuso marchar a Somo a desarrollar algún proyecto personal». Sin presiones. Sin plazos. Pero esto no quiere decir que no hubiera presiones ni plazos. La autoexigencia y la responsabilidad de Díaz-Faes obligaba a tratar de encontrar un camino para el que no había mapas. «En ese momento, yo no sabía qué hacer», confiesa.

Sin que nadie lo pusiera sobre la mesa, también existía la tensión de responder a las expectativas del mecenazgo de la Colección SOLO «Aunque no quieras, tienes que trabajar con la presión de responder a alguien que ha apostado por ti casi a fondo perdido, solo porque creían que, creativamente, hacían lo correcto. Es normal que pienses que tienes que generar algo de rentabilidad ante el esfuerzo de otros», explica Juan Díaz-Faes.

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A base de indagar en cosas como el arte rural, seguir con los murales (una de las especialidades de la casa) o indagar en las posibilidades de la cerámica, el asturiano cartografió su propio GPS creativo. «Encontré a una persona en Talavera que quería salirse de las piezas más tradicionales y se atrevió con lo que yo tenía en la cabeza».

El resto, léase, tablas de skateboarding o máscaras de madera recuperadas, vienen de la propia herencia cultural de creador, curtido en la calle «a base de surf y patinete».

Esas piezas conforman la colección Black Faes. El algo-más-que-ilustrador ha creado una serie de piezas para llevarse un Faes a casa y ha montado una tienda online para ello. Las piezas son hijas legítimas en formas de las geometrías que el asturiano ha explorado en los último años. Eso sí, el negro es el único color protagonista.

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Cada pieza de Black Faes es única, un miembro de una pandilla que nada tiene que ver con los demás salvo, claro, la militancia pandillera. Piezas de curvas equilibradas y negrísimo brillo en el caso de las cerámicas talaveranas; más negro y geometrías planas en los Blackinetes, la serie de tablas de skate; inspiración en la máscaras Bwa de Burkina Faso para las BlackS Claudio y Black Máscaras, la serie de maderas recuperadas.

La colección, que está siendo lanzada en estas últimas semanas, ya ha sido expuesta en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid, en el espacio creado por Brief Festival para difundir la cultura del diseño.

Parecía claro que a nadie le sienta mal un poco de mar, de tranquilidad, de surf, de paseos por la era o de vinitos en la plaza del pueblo. Aquí hay una prueba empírica concluyente.

El otro corolario es que para ver las cosas tan negras y chungas como Mick Jagger en Paint it, black, no es necesario sufrir sino tener la intención de crear.

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Fotos por

Colección SOLO

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Patrick Thomas

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