En 2010 tres mujeres viajaron por África y la India. Vieron cientos de maravillas aunque ninguna les impactó tanto como algo muy íntimo que les contaron en algunos lugares. Muchas adolescentes no podían ir a la escuela cuando tenían la regla; muchas mujeres no iban a misa cuando tenían la menstruación. Tenían que permanecer en casa, escondidas, para que nadie viera una gota de esa sangre tan hermosa que espanta a los hombres y a las mujeres misóginas. Estaban encerradas por su «semana de la vergüenza».
No tenían compresas, ni tampones, ni copa menstrual. No podían comprarlos: por su precio y porque, a menudo, ni siquiera llegaba a las tiendas de las localidades donde vivían.
Las tres viajeras, Antonia Saint Dunbar, y las hermanas Radha y Miki Agrawal, dedicaron tres años a pensar qué podían hacer para ayudar a sacar de su escondite a estas mujeres cuando tenían la regla. En 2013 dieron con ello: inventaron ropa interior que absorbe la menstruación y que se puede lavar y reutilizar cientos de veces.
«La idea surgió por nuestras propias experiencias con la regla y por la falta de soluciones que nos gustaría tener. Pero el ímpetu nos lo dio descubrir el hecho de que 100 millones de niñas dejan de ir al colegio cuando tienen el periodo», cuentan desde Thinx por correo electrónico. «No se ha producido ninguna innovación en la industria de la higiene femenina desde 1937, cuando inventaron la copa menstrual. Era difícil de creer que las personas aún se estaban metiendo esas cosas antiguas dentro de su cuerpo».
Pero, además, les resultaba alarmante la contaminación que producen las compresas, los tampones y las copas menstruales. «Es abrumadora la cantidad de basura que generan todos esos productos de un único uso. Hacen falta 500 años para que se descomponga el aplicador de plástico de un tampón, y algunas personas pueden llegar a usar 12.000 a lo largo de su vida. Queremos cambiar eso», declaran.
En 2013 lanzaron una campaña de financiación colectiva: consiguieron casi 65.000 dólares y en enero de 2014, bajo la marca Thinx, empezaron a comercializar bragas antimicrobios capaces de absorber la regla.
Hoy venden en todo el mundo. No solo en los países donde algo tan natural como la regla sigue siendo un contratiempo. En Estados Unidos, el país del que partieron las tres fundadoras, es donde más se venden estas bragas menstruales (aunque la compañía no da cifras) y son populares, sobre todo, entre las mujeres jóvenes. «Estamos creciendo muy rápido y aumentando la distribución por la demanda de nuevos clientes. Hace poco empezamos a vender en tiendas como Nordstrom, Selfridge’s y Drake’s General Store. Se prevé que el mercado global de higiene femenina supere los 42.000 millones de dólares en 2022 y estamos deseando formar parte de él», informan desde esta empresa.
En estos cinco años, Thinx se ha consolidado como una de las grandes compañías en el creciente mercado de bragas menstruales a pesar de que en 2017 afrontaron una crisis de comunicación atroz: una exempleada acusó a una de las fundadoras, Miki Agrawal, de crear un ambiente hostil en el trabajo porque llevaba demasiado lejos su idea de tirar tabúes. La antigua responsable de relaciones públicas de la compañía denunció que Agrawal compartía fotos suyas desnuda y que hacía videoconferencias con los empleados mientras estaba en el baño.
A las pocas semanas, estaba fuera de la compañía. Pero el escándalo no cambió su afán por seguir tirando mitos y tabúes, según proclaman en su web: «Siempre me ha encantado cuestionar el statu quo y las visiones de la sociedad». Agrawal continuó trabajando en proyectos innovadores, y a principios de 2019 publicó un libro titulado: DISRUPT HER: a manifesto for the modern woman.
Aquel capítulo en la historia de esta compañía de bragas menstruales se cerró en cuanto fue sustituida por la CEO Maria Molland. Thinx ha seguido con su filosofía de desestigmatizar la regla y ha ampliado sus productos: ahora también venden ropa interior para mujeres mayores con pérdidas de orina y ropa interior específica para las adolescentes que tienen sus primeros periodos.
En su comunicación proclaman a lo grande que es ropa «para personas con la menstruación» y en ese personas se sacuden la vieja concepción de que solo las mujeres tienen la regla: muchos transexuales también la tienen y esta ropa también es para ellos.
Dicen en Thinx que uno de los propósitos de estas bragas menstruales es que las personas con el periodo se puedan sentir más libres. Que no tengan que estar preocupados por el «Ag, se me mueve la compresa» o el «Ug, no me he metido bien el tampón». Hablan también de «reducir los temores sobre el periodo (incluidos la humedad y el olor)».
—¿Llegará un día en que la regla deje de ser un tabú?
—Creemos que estamos en el camino. Parece que se está produciendo un gran cambio. Period, End of Sentences (Una revolución en toda regla) acaba de recibir un galardón histórico: ha ganado un Oscar al mejor corto documental. Esta pieza pone luz sobre la equidad menstrual —indican desde Thinx.
La compañía dice que ellos empujan en esta misma dirección: «El 28 de enero de este año publicamos en The Washington Post una carta abierta a la Secretaria de Educación de Estados Unidos, Betsy Devos, para pedirle que nos apoye en proveer a las estudiantes de este país de productos para el periodo gratuitos. Conseguimos 35.000 firmas y el apoyo de personas como Sharon Stone, Padma Lakshmi y Cynthia Nixon. Esperamos que con estos pequeños pasos la regla sea cada vez menos tabú».
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