El 13 de marzo la Enciclopedia Británica, la enciclopedia en inglés más antigua del mundo, anunció que dejaba de publicar la edición impresa y se centraría en ofrecer sus servicios en la versión digital de pago. A lo largo de las últimas dos décadas, hemos presenciado su lucha por lograr dar con un modelo de negocio sostenible que cosechara beneficios económicos. Dos golpes la hundieron en la obsolescencia:
Primer golpe: Microsoft Encarta y la desaparición del papel
Durante los años 80, Microsoft le propuso a Británica colaborar juntos en una versión de la enciclopedia en CD-ROM, pero éstos la rechazaron por el miedo a que la versión digital canibalizase sus ediciones impresas. En 1993 Microsoft se unió a la Enciclopedia Funk y Wagnalls y lanzó su primera edición, convirtiéndose en la enciclopedia multimedia digital más vendida del mundo. En 2009 anunciaron que discontinuarían el producto, apelando al «declive de los mercados de referencia tradicionales”.
Golpe definitivo: una década de obra comunitaria desplaza a la obra de referencia durante 250 años
Cuando entró Wikipedia en escena, la batalla dejó de ser entre formatos (papel vs. digital) y pasó a ser entre modos de organización: la industria del copyright frente a la comunidad del conocimiento libre. Sus fundadores establecieron unos requisitos de contribución que dieron con la fórmula de éxito: que la enciclopedia fuese editable, de bajo mantenimiento, sencillo para desarrollar contenido, implementable de manera instantánea y de bajo riesgo. Once años después, Wikipedia es la mayor obra histórica escrita online y su contribución a la inteligencia colectiva a nivel global es incalculable.
¿En cuántos otros campos vamos a ver cómo una comunidad que comparte y mantiene un recurso compartido desplaza, compitiendo en el mercado, a los jugadores establecidos?
En el conocimiento, el software, ahora en el hardware y en la ciencia, cada vez observamos más iniciativas que consiguen consolidarse y encontrar recursos para mantenerse activas. Algunas, como Wikipedia, extienden su ámbito a través de la cláusula «share alike» que obliga a los usuarios a compartir a su vez los resultados de los contenidos en los que hayan utilizado a Wikipedia. Viral.
En contraposición, las comunidades tampoco están exentas de problemas: son humanas y ahí la lucha por el reconocimiento y las posiciones también entran en juego; aunque también es más fácil –ya que todo el conocimiento acumulado está disponible– fundar un proyecto paralelo basado en el existente.
La economía de la contribución un modelo de producción basado en la reciprocidad, y que por lo tanto exige proximidad y confianza, ha cambiado de escala, capacidades y ambición con la extensión de las redes de comunicación a una población educada.
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Paola Olmos es consultora en IdeasforChange.