Igual lo de hacer parkour en plena oficina se va un poco de las manos, sí. O grabar un videoclip tipo lip dub coordinando al personal entero de la empresa. O jugar un partido de baloncesto en medio del almacén, rodeados de materiales que valen un dinero, oiga. Estas son más bien cosas propias de esa comedia de culto llamada The Office que, compartiendo historias cotidianas hilarantes y surrealistas, nos regala algunas lecciones existenciales para, sin imposturas ni sentido del ridículo, surfear mejor en el mundo laboral.
De acuerdo, no hace falta llegar a eso, pero ojalá alguna vez… «El trabajo no tiene por qué ser gris. La seriedad no requiere solemnidad y el humor ofrece importantes beneficios para cualquier organización y su equipo humano», apuntan desde la consultora Humor Positivo, artífice principal de la celebración en España del Día de la diversión en el trabajo —en otros países, Fun at work— cada 1 de abril. Porque la profesionalidad no se tambalea ante cierta sorna colectiva ni la alegría confronta con la eficiencia. Al contrario: un buen ambiente libera tensiones, impulsa la creatividad y todo fluye como aquel río del sabio Heráclito.
Desde Plataforma Laboral Life, una comunidad de expertos que plantea voluntariosamente aumentar la calidad de vida y el buen rollo en el trabajo, nos explican: «Valoramos la relevancia de la comunicación empática y las habilidades blandas, más conocidas como soft skills, entre las que está también la resiliencia». Y todo esto «se consigue aplicando técnicas escénicas centradas en el humor, la risoterapia y el sociodrama en la moderna gestión empresarial». Además, recalcan: «La guía de prevención del estrés laboral de la Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la Comisión Europea recomienda organizar actividades de psicodrama».
Por no hablar de la Gran Renuncia, como se denomina al fenómeno procedente de Estados Unidos tras observar cómo millones de individuos han abandonado sus antiguos oficios desde que empezara la pandemia. A fin de cuentas, para mucha gente el paradigma imperante ha cambiado y la satisfacción va más allá del sueldo. No todo se basa en la remuneración, sino en la conciliación, el reconocimiento, las buenas relaciones, el altruismo y, en definitiva, el bienestar en el trabajo.
TEATRO, ORATORIA, MÚSICA Y ACCIÓN
«Hace unos meses, en una sesión de un curso, hubo una persona que nos confesó que antes, en el trabajo, estaba tan amargado que al llegar a casa tenía muy mal ambiente en la familia. Ganaba un buen salario, pero no estaba bien consigo mismo. Entonces decidió cambiar de actitud, incluso de trabajo, y ahora es la persona más feliz del mundo. Menos sueldo, ¡pero más cariño en casa!», relata el actor Carles Castillo. «Justo hizo ese comentario cuando nosotros estábamos hablando de la actitud, un día que grabábamos con el programa Comando Actualidad de Televisión Española. Y, evidentemente, le dio más importancia a nuestra propuesta de fomentar el humor en la oficina».
«El buen humor en el trabajo, un activo fundamental». He aquí el reclamo de la Consultora Créetelo. Así han titulado durante más de diez años sus enseñanzas prácticas, rigurosas y amenas para hacer frente a la toxicidad del entorno e incentivar hábitos saludables y proactivos, de modo «que el bienestar laboral llegue a la empresa para quedarse». «Los contenidos sobre los que investigo y desarrollo acciones son, mayoritariamente, de base científica», comenta el máximo responsable, Rafa Peiró, que cuenta con asesores y científicos para supervisar los beneficios reales de estos cursos.
No en vano la risa, aparte de ejercer como lenguaje universal, estimula el corazón, los pulmones y los músculos, pero además combate el estrés, fortalece el sistema inmunológico, incrementa las endorfinas y, en suma, nos ayuda física y mentalmente. Incluso embellece, porque, como diría el cómico y doctor Álex Salaberri, «una sonrisa siempre viste bien».
Y por aquello de compartir momentos formativos más dinámicos con las empresas, desde Créetelo han estrenado este 2022 el proyecto TOMacción. Una simbiosis ingeniosa —como marcan sus iniciales— de teatro, oratoria, música y acción. «¡La forma más divertida de aprender!», proclaman sus ideólogos. Ahora, a los mencionados Peiró y Castillo se une también el pianista Alberto de Paz. ¿El objetivo? «Dar un giro radical al concepto de aprendizaje mediante el hilo conductor de la oratoria y con dos herramientas tan potentes emocionalmente como el teatro y la música», explican, alejándose así del aura de «obligación» que suelen acarrear estas jornadas en el trabajo.
«Muchas veces puede que el plan de asistir a clases de formación nos produzca cierta urticaria», afirma Rafa Peiró. Aquí, los conocimientos se imparten con agilidad, cercanía y desenfado para «que los asistentes adopten una actitud de atención plena, mente abierta y disposición a colaborar. Animamos y motivamos a participar, sí, pero sin forzar. Ya hay bastantes presiones y exceso de estrés en las actividades laborales como para que nosotros echemos más leña al fuego».
En otras palabras, se trata de que todo el mundo esté a gusto. «Cada persona tiene su particular manera de aprender. Aunque sabemos que la gente lleva un niño dentro, hay días que —por circunstancias que nosotros desconocemos— no apetece sacarlo a relucir y por eso lo respetamos, dejando que disfrute desde la tranquilidad de su asiento». Delante, en este caso, un espectáculo de teatro, oratoria, música y acción para limar asperezas, reflexionar y cohesionar al grupo desde el buen humor.
LA RISA, MOTOR DE BIENESTAR Y DE PRODUCTIVIDAD
El leit motiv de esta formación gravita siempre en torno al humor: «Junto con el estado de ánimo, el humor hace que nuestra vida transcurra más tranquila. Los problemas llegan solos, pero si estamos dispuestos a solucionar las cosas con tranquilidad, seguramente serán muchas más las posibilidades que tendremos al alcance de la mano y de la mente», arguye Carles Castillo, uno de los maestros de la improvisación escénica en Europa y miembro de los icónicos Imprebís.
Y, comedia mediante, irrumpe otro de los ganchos claves para esta pedagogía: ese que amansa a las fieras. «Desde luego que sí. ¡Y también tiene el poder de activarlas de diferentes formas! La música es como un multiverso ya que hay infinitos efectos que, dependiendo de quien los recibe, pueden multiplicarse por diferentes variaciones», sostiene Alberto de Paz, agradecido por la confianza para «transmitir todas las emociones factibles a través de un piano». «Se puede aportar un material muy atractivo y un soplo de aire fresco cuyos efectos se multiplican al lado de Carles y Rafa».
Sí, desde hace tiempo su banda sonora envuelve las sesiones de TOMacción, donde se analizan las fortalezas de los empleados y directivos, las características innatas, la vía óptima para equilibrar diferentes talentos, la gestión de emociones o la comunicación plena en toda organización.
«Hay que ser más conscientes de nuestras habilidades interpersonales en el ámbito laboral», resume el consultor Peiró. «Queremos que los trabajadores pasen a la acción y salgan convencidos de lo necesario que es llevar a la práctica lo que están presenciando». Pero, aclara, «no pretendemos decir a nadie lo que tiene que hacer. Nada más lejos de nuestras intenciones. ¡Tenemos claro el enorme esfuerzo que supone constituir una empresa!».
Se trata, al fin y al cabo, de renovar y consolidar hábitos entre compañeros con cursos moldeados para cada entidad y siempre con respeto, humildad y entusiasmo. Un modesto «Piensa global, actúa local» para ensalzar las buenas vibraciones en el día a día de la oficina y, al cuadrar el balance de cuentas, que reine la productividad.
Porque ahora que, como cantaba Tontxu, «el verano pasó como un rayo de luz montado en bicicleta», regresa el otoño «con su alfombra marrón tendida en las aceras» y los currantes del mundo siguen echando humo de aquí para allá, no hace falta brincar de mesa en mesa al grito de «¡Parkour, parkour!», como en la serie The Office, pero igual otra forma de trabajar es posible y nos la estamos perdiendo. Seguro que existen muchas Dunder Mifflin fuera de Scranton (Pensilvania) y el binomio empresa más buen humor no solo aflora en la ficción más loca.
Si amas lo que haces, a menudo sale todo mejor. Y, colectivamente, ya lo dijo Michael Jordan: «El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos». La felicidad corporativa que se comparte se amplifica y suele brindar resultados sobresalientes. Se dice fácil. Pero que nadie sucumba a la Gran Renuncia sin antes intentar tender lazos más humanos y reír un poco más, que siempre viste bien. Incluso en la vida misma.