Una de las situaciones más engorrosas para Samuel Lown, Adeyemi Ajao (fundador de Tuenti) y Juan De Antonio cuando viajaban al extranjero llegaba a la hora de conseguir un taxi que les desplazase del aeropuerto a la ciudad. “Lo de tener que entender sus tarifas y suplementos o tener que pagar en efectivo siempre nos parecía una pesadez”.
Aunque en su propia ciudad tampoco se encontraban del todo cómodos a la hora de utilizar este tipo de servicios: “En las grandes ciudades cada vez es más incómodo tener tu propio vehículo. El taxi muchas veces no cumple con las expectativas de calidad y un chófer privado no está a la alcance de la mayoría”.
Hasta que en 2011 comenzaron a madurar la posible solución a estos problemas. La bautizaron como Cabify y la concibieron como “un paso por encima del taxi convencional” por tres motivos fundamentales: “Las peticiones se realizan a través de la web o de la app para smartphones y a través de ellas se puede realizar un seguimiento del vehículo en tiempo real, el servicio lo prestan vehículos sedán de alta gama con chóferes profesionales, y el pago resulta cómodo y seguro a través de tarjeta sin necesidad de efectivo”.
Sus fundadores ven también claras diferencias entre Cabify y otras apps ideadas para conseguir taxi. “La principal es que no utilizamos taxis. Los nuestros son vehículos clasificados como VTCs, berlinas de lujo en colores oscuros (la mayor parte de son Mercedes clase S y clase E aunque también trabajamos con Audi A6, A8 y Peugeot 607), que, por supuesto, cuentan con todos los permisos y seguros requeridos por las distintas administraciones”.
Mientras el usuario espera el vehículo, Cabify le ofrece información sobre el mismo (modelo, matrícula) y también sobre el conductor, incluida su foto: “Además da la posibilidad al cliente de hablar directamente con él”.
Y al finalizar el recorrido, Cabify siempre pide al cliente que valore su experiencia. “Utilizamos esta información para garantizar un servicio excelente y tratar de resolver cualquier incidencia”.
La diferencia respecto al servicio de un chófer privado son sus tarifas. Existe un cargo mínimo de 10 euros y el coste por km (a velocidades superiores a 24 km/h) es de 1,75 euros “propina incluida”. «Por ejemplo, en condiciones normales de tráfico, el recorrido entre Ópera y Quevedo (Madrid) sería de unos 10 euros. Y el mismo precio tendría en Barcelona una carrera entre Estación de Sants y Plaça del Portal de la Pau».
El servicio, de momento, solo está disponible en estas dos ciudades aunque sus fundadores esperan llegar a 13 más de aquí a finales de año.