Más de uno lo ha sospechado alguna vez. Detrás de esa especie de caída de ojos, ese maullido o ese súbito cambio de ritmo en el caminar de su gato hay algo más que un simple gesto instintivo. Si pudieran hablar, seguro que nos sorprenderían con sus porqués. Claude Combacau trató de averiguar qué había detrás de algunos los comportamientos gatunos y de ello surgió Catsass.
«Tengo una gata que se llama Ibuprofen. Llegó a mi vida cuando cumplí los 24 años y ¡la adoro!», nos cuenta Claude.
La ilustradora belga asegura que Ibuprofen no tiene nada que ver con el taimado gato protagonista de sus cómics. «Tiene su lado oscuro, como comerse el papel higiénico o maullar un montón, pero en el fondo sé que me quiere».
Lo que recoge en Catsass, asegura, no es más que un acercamiento al mundo de los gatos, a los que adora, pero desde el punto de vista distinto.
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