Bakea, el ilustrador manchego que hace monstruos achuchables, que caza en el interior de su cabeza seres de tres ojos, cuernos y escamas, ahora también hace cerámica.
Juan Carlos Paz maneja muy bien el Photoshop. Es muy hábil con las manos y un virtuoso de las artes plásticas. Pero también conoce todos los trucos para luchar contra el reloj y, entre proyectos, sigue investigando todo lo que su cabeza loca encierra.
«Tengo mil ideas y cuando los clientes me dejan tiempo, me voy de excursión a Bakelanasland, el mundo que hay en mi interior y que cuenta con un censo actual de 100 monstruítos» comenta el dibujante de Puertollano.
God of Bakelanasland from Bakea on Vimeo.
En uno de esos entretiempos, nació esta figura de 40 centímetros de altura. Un dios que no necesita religión, ni rezos, pero al que seguro le saldrán miles de fieles.
«Estos trabajos paralelos son muy importantes para mí. Me permiten probar e investigar cosas que quizá luego pueda aplicar a trabajos reales. En casa de mi madre siempre ha habido platos de Talavera y una vez empecé a tomar clases de cerámica en Malasaña. Quería hacer una pequeña tirada», explica Bakea.
Las dos horas semanales de clase no le bastaban para conseguir los resultados que quería, así que se puso en contacto con el Centro Cerámico de Talavera y enseguida surgió la química.
«God of Bakelanasland empezó como una ilustración y en Talavera, gracias a otro Juan Carlos, el dibujo tomó volumen. Luego con la ayuda del fotógrafo Elliot Alcalde, realizamos un vídeo de presentación» añade.
Y la cosa no acaba aquí. Bakea se ha puesto en contacto con Reskate, para crear una caja de madera que albergue las bondades de esta deidad.
«Desde hacía mucho tiempo quería rendir homenaje a las tradiciones manchegas y a esa peregrinación de las capillas por las casas particulares que veía de pequeño. Ahora pretendo hacer lo mismo por algunos hogares y comercios del centro de la capital».
Amén.