Es pelirroja y menuda. Se llama Venus O’Hara. Y es modelo, actriz y escritora. Ah, y fetichista. Y profesora de inglés… para pervertidos. Y está aguardando el momento de dar su primera clase.
Mientras espera la llegada de sus alumnos permanece sentada tomando una bebida energética con nombre picante (Pussy) que hace dudar si también será parte de su papel de maestra de la lengua de Shakespeare para mentes calenturientas (¿o debería decir Sexpeare?).
La clase tampoco puede ser en un aula normal, ni con cuaderno y lápiz como las normales, no. Es en un bar especializado en ginebras y alrededor de una mesa por donde desfilan antifaces, corpiños, látigos, esposas… el libro de texto, es, claro, ‘Inglés para pervertidos’ que acaba de publicarse, calentito, para saber comunicarse en términos de sexo con el mundo anglosajón. Y para mojar el momento y soltar la lengua, un buen Gin&Tonic.
La clase de Venus empieza por una conversación sobre los preliminares en el sexo (‘foreplay’, para que vayas aprendiendo algo): cómo son de importantes, cuánto han de durar… y sigue por el orgasmo, por las pelis porno, la lencería, los juguetes eróticos… ¿para pervertidos o para cualquiera al que le guste lo más mínimo el sexo sin tapujos?
Venus pregunta, y al principio los alumnos parecen cortados, no hablan mucho, pero a medida que la conversación se va calentando (¿preferís porno amateur o profesional? ¿Usáis juguetes sexuales? ¿Solos o en pareja?) lo hace también el ambiente, y aquello se convierte en una especie de terapia: lo que a veces no nos atrevemos a decirles a nuestros amigos o parejas, se lo contamos a Venus. A ella, que no se asusta de nada. A ella, que se confiesa una apasionada del fetichismo (tiene un glosario con más de 50 palabras relacionadas con este culto) y que cuenta que tuvo un tiempo en el que fue adicta al consolador (lo usaba entre cuatro y cinco veces al día).
Los alumnos abren su libro y empiezan a leer vocablos organizados por temas como ‘genitales masculinos y femeninos’, ‘todo sobre los orgasmos’, ‘lencería’, ‘sexo gay’ o ‘juguetes sexuales’ llenos de vocablos que en ocasiones les dejan boquiabiertos (“… ¿pero esto existe?”). Para algunos, la evasiva a las preguntas de Venus es “I don’t speak English”, pero la mayoría entra al trapo y empieza a utilizar las palabras que lee en el libro, desde ‘to come out’ (salir del armario) hasta ‘Missionary’ (misionero) o ‘Ben-Wa- Balls’ (Bolas chinas).
No falta de nada, desde términos para definir los genitales o el sexo de pago, con juguetes, fetiches o disfraces, hasta palabras sobre enfermedades sexuales o acrónimos para chatear. Y ejercicios, que también los hay, para aprender a expresarse correctamente en el inglés pervertido. Porque no hay que olvidar que es una clase para viciosillos, pero es una clase de inglés al fin y al cabo.
Pero lo mejor es que pocos imaginaban que una clase de inglés de conversación pudiera ser así, tan parecida a una terapia que termina por hacerles hablar, soltarse, no solo con el idioma, sino con la mente. ¿Serán los Gin&Tonics? No, es que todos tenemos un lado pervertido, y Venus sabe cómo encontrarlo.
Desde el próximo mes de septiembre Bristol Bar (Calle Almirante, 20, Madrid) organiza clases pervertidas de inglés el último miércoles de cada mes, sin reserva previa hasta completar el aforo, y por 15 euros con una consumición. ¿Do you speak sex?