En sus retratos, Coco Dávez juega con «el realismo de las formas y el surrealismo del color». En cuanto a sus fotografías, reconoce, le pierde su lado voyeur.
«Siempre estoy en modo observación, robando instantes…»
Fotografía y dibuja casi a partes iguales y no puede remediar que una y otra faceta se influyan. «Tanto en una como en otra me gusta jugar con los colores».
Cuando fotografía busca ese lado extravagante que tienen los personajes que dibuja, aunque no suele ser lo habitual ya que con la cámara, más que personas, busca instantes, objetos, paisajes… «Supongo que por hacer todo lo contrario a lo que hago con los lápices y así no aburrirme».
Cita a Hopper, Kahlo, Magritte, Hockney, Kenne Gregoire, Oliver Jeffers, Meghan Howland, Mark Ryden o Liniers entre sus referentes y no cree que trabajar para el mundo editorial o el de la publicidad le reste libertad a la hora de crear. «En prensa, siempre que he tenido que ceñirme mucho a una idea, es cuando más he aprendido. En cuanto a la publicidad, siempre es más precisa, pero dentro de los parámetros dados se puede abrir un mundo infinito».