El mundo está muy loco y mucho más si lo miras con los ojos de estos dos belgas perturbados. Seguidores del teatro del absurdo de Ionesco, Peter van Heirseele, más conocido como Herr Seele y Luc Zeebroeck alias Kamakurga son los padres de este particular vaquero que poco tiene que ver con el lejano Oeste.
Cowboy Henk es el personaje de cómic que Seele y Kamakurga crearon en 1981 en el periódico belga De Morgen. Tras las quejas por un humor no comprendido y mucho menos compartido, sus viñetas pasaron a ilustrar las páginas del semanario también flamenco Humo.
Tras más de 30 años haciendo reír, llorar y la mayoría de las veces escandalizar a los lectores, Cowboy Henk, con una madurez muchas veces invisible, traspasa fronteras y después de conquistar tierras americanas y europeas, llega de la mano de Autsaider cómics a terreno quijotesco para combatir, como el Ingenioso Hidalgo, la realidad con mucho surrealismo.
Herr Seele destaca grandes referencias a la hora de trabajar en este tebeo. Mucha inspiración digna de pinacotecas de alta alcurnia con pintores como Magritte, de Chirico o Joseph Beuys, los pintores flamencos, el barroco… Pero además, el dibujante, añade el humor de los británicos Monty Python, algo de Lynch, mucho de Buñuel y Bill Griffith, «el artista vivo más grande que existe», y suma a Bushmiller, los tebeos pulp y a Hergé, del que además roban el peinado de su personaje más conocido.
Seele además recopila pianos clásicos como hobby y posee una de las mayores colecciones del mundo, pero eso es otra locura. Mientras a este tándem ecléctico y alocado de artistas les fluyan las ideas, Cowboy Henk puede seguir trotando sin caballo haciendo de las suyas, es decir, cualquier cosa inesperada e irreverente.
Después de más de 30 años dándolo todo, haber hecho exposiciones y tener esculturas con su efigie, este cowboy acaba de recibir el máximo galardón con el Premio del Patrimonio del Salón del Cómic de Angouleme, un superhonor para algo sin sentido.