Salieri cuenta a los locos cómo se convirtió en enemigo de Mozart. Ocurrió tras haber visto los primeros y únicos borradores de Mozart, sin correcciones. Hoja tras hoja como escritas al dictado.
Si Saliere hubiera preguntado a Mozart, hubiera descubierto que el músico de risa loca no estaba tocado por Dios: seguía un método no muy distinto del que siguieron después Tesla y John Cleese. Un método que puede ser descrito como «ver la obra en la cabeza», completa, antes de parirla.
EL MÉTODO CREATIVO DE MOZART
La escena que describe Saliere no ocurrió más que en el Amadeus dirigido por Milos Forman, pero en ella hay algo cierto: Mozart rara vez escribió más de un borrador de una misma obra. Robert y Michele Root-Berstein recogen en El secreto de la creatividad estas palabras de Mozart a su padre sobre su método para crear música:
«Por más larga que sea, en mi mente aparece la totalidad de la composición, de modo que puedo verla en su totalidad —como si fuera una pintura o una estatua— de un solo vistazo. Es como si en mi imaginación no escuchase la pieza de un modo secuencial sino, por así decirlo, simultáneo».
Las palabras de Mozart dan pie a pensar que Mozart apenas se esforzaba, pero esto no es cierto. Si un copista transcribiera toda la obra de Mozart emplearía 25 años trabajando diez horas diarias (El libro de las curiosidades, Revista Muy interesante). Por tanto Mozart debía dedicar al menos diez horas al día a componer.
Lo cierto es que Mozart apenas hizo borradores por cuestiones prácticas: a menudo trabajaba en varias obras a la vez y se mudaba a menudo por las quejas de los vecinos hartos de escucharle aporrear el piano. Cuando se iba con la música a otra parte, se iba con ella puesta.
EL MÉTODO CREATIVO DE TESLA
Al igual que Mozart, Tesla hizo la mayor parte de su trabajo en la cabeza. Tenía la capacidad para visualizar aparatos más o menos complejos, aparatos aún no existentes, y construirlos con apenas pruebas:
«No necesitaba modelos, ni dibujos, ni experimentos: todo eso lo podía hacer en mi mente, y así lo hacía. De esta manera he desarrollado, inconscientemente, lo que yo considero un nuevo método de materializar ideas y conceptos ingeniosos, que es exactamente opuesto al puro método experimental del cual, sin duda alguna, Edison es el mejor y más exitoso exponente».
Las palabras de Tesla pueden leerse en Firmado: Nikola Tesla, recopilación de textos y conferencias del científico hecha por Miguel A. Delgado. En las misma página cuenta Tesla que su método creativo comenzó como un juego infantil, como evasión de los miedos a los que todo niño se enfrenta (los fantasmas, los monstruos, los animales, los extraños):
«Comencé a viajar, mentalmente, por supuesto (…) Veía nuevos lugares (…) conocía a la gente, forjaba nuevas amistades y relaciones, y para mí eran tan queridas como las de la vida real…»
De manera que Tesla obligó a la imaginación a apartarse de los miedos y a centrarse en la exploración de mundos inventados. Cuando se hizo adulto, descubrió que también podía aplicar visualización al trabajo, y que esto le hacía más productivo que Edison, su mentor y después rival, cuya frase más conocida es: «El genio es 1% inspiración y 99% transpiración».
Y esto lo llevaba Edison a rajatabla para él y para sus ingenieros. Las jornadas en los talleres de Edison eran de hasta diecisiete horas. Tesla siempre aborreció este sistema de trabajo, basado en la experimentación, el ensayo y el error.
Para Tesla, previsualizar los inventos era más productivo que hacer borradores y ponerse manos a la obra. (Con esto Tesla se convierte de alguna manera en precursor de las más modernas teorías de productividad, que indican que es posible trabajar menos y rendir más, aunque parezca paradójico).
De manera que Tesla, al igual que Mozart, no trabaja pocas horas y espera a las musas, sino que emplea el tiempo de otra manera: imaginar de manera activa. De cuando en cuando hace bosquejos, sí, pero en proyectos más complejos.
EL MÉTODO CREATIVO DE JOHN CLEESE
John Cleese, que considera que la creatividad es cuestión de método, expone que conseguir ideas propias de un genio es posible con dos actos sencillos: alejarse del mundo por 90 minutos y emplear este tiempo para hacer que la imaginación vague, que haga asociaciones libres… La visualización es, de nuevo, la fuente de la creatividad del integrante de Monty Python. Estoy de acuerdo.
EL INSOMNIO, EL DESVELO Y CREATIVIDAD
Esta situación te sonará familiar… Te desvelas de madrugada y lees estados de Twitter: Desvelado… Perdí el sueño… Y lees noticias sobre cómo va el mundo que, aunque parezca raro, está más o menos igual que seis o siete horas atrás. Para cuando el despertador suena te recriminas: debí haber pensado en… Es fácil salir de este bucle tan poco creativo. El truco es sencillo: dejar el móvil lejos del alcance de la mano.
Cuando desperté una mañana no encontré el móvil en la mesita de noche. Lo había dejado en el salón, y a esa hora, mi cuerpo estaba más perezoso que mi cabeza. Me encontré yo solo con mis pensamientos. ¿Qué hice? Trabajé con la mente en uno de los capítulos de una novela que hace tiempo escribo.
Imaginé las acciones de los personajes, sus movimientos y sus palabras como si estuviera realmente entre ellos. Más tarde, transcribí las imágenes y palabras.
A la mañana siguiente, dejé el móvil en el salón, esta vez a propósito. De esta manera trabajo desde hace meses. Muchos de mis artículos —sobre todo, los más marcianos— son imaginados antes que escritos, casi con sus puntos y comas. Es lo que tienen las madrugadas y los insomnios cuando solo te tienes a ti mismo.
CONVERTIR LAS IMAGINACIONES NO CREATIVAS EN CREATIVAS
Es posible que alguien argumente que es mentira o que es difícil, pero realmente cualquiera puede hacerlo. ¿Quién no ha visualizado un momento perfecto o seducir o caer seducido, con todo lujo de detalles? ¿Y quién no ha pasado una noche en vela imaginando lo peor para sí mismo y para los seres queridos?
Fantasías ociosas y miedos paralizantes, todos surgidos de la imaginación, como la que alimentaba Tesla de niño. Es el camino. Obligar a la imaginación a seguirnos. De manera que es posible ser creativo de noche, al amanecer, todo el tiempo… Solo hay que estar a solas con los propios pensamientos, a solas, en el insomnio, en el desvelo o en el parque. Y después transcribir lo que hemos soñado despiertos.