Vivimos un tiempo que desafía cualquier intento de optimismo ingenuo. El año que termina no ha traído la promesa de un retorno a la normalidad, sino la confirmación de que aquello contemplado hasta ahora como normal era, en realidad, parte del problema. La crisis ya no es un episodio pasajero y se configura ahora como un paisaje. Lo excepcional se ha vuelto cotidiano y el cansancio colectivo, el desencanto institucional y la erosión de lo común componen el telón de fondo de una época en la que lo insostenible se ha convertido en regla.
Una radiografía de nuestro tiempo que se recoge en Crisis Trends 2025, el informe elaborado por Zorraquino para recapacitar, recuperar lucidez en medio del ruido y actuar, cada quien, desde su ámbito y sus propios recursos, antes de que lo irreversible se imponga como única certeza.






