La curiosidad matรณ al gato (si quieres saber lo que otros piensan de verdad sobre ti)

Las afirmaciones ยซdรญmelo a la caraยป o ยซyo siempre voy de frenteยป deben de ser dos de las sentencias mรกs repetidas a la vez que mรกs desconectadas de la realidad. En primer lugar, porque si dijรฉramos siempre las cosas a la cara nos la partirรญan cada semana. En segundo lugar, porque la educaciรณn, la convivencia, la amabilidad y la empatรญa se basan en no ir siempre de frente (sรญ, amigos, la hipocresรญa engrasa las relaciones sociales).

Pensemos por un momento en cรณmo reaccionamos cuando recibimos una crรญtica. Lo habitual es ponerse a la defensiva. Si bien somos expertos a la hora de identificar patrones negativos en otras personas (ยซes muy arrogante, habla demasiado, es un machistaยป), cuando esas crรญticas se vierten sobre nosotros obramos como si nos cayera encima una lluvia torrencial: abriendo el paraguas de la suspicacia (ยซยฟcuรกndo hago yo eso?, ยกdime una sola vez!ยป).

Resulta tambiรฉn irรณnico que determinados defectos los podamos admitir en nosotros mismos si sacamos el tema motu proprio o el objeto de la conversaciรณn no se centra en una crรญtica directa. Pero si alguien ยซnos viene de frenteยป, instintivamente negamos la mayor. Porque somos animales sociales, vivimos rodeados de personas y sentimos un temor ancestral hacia la exclusiรณn. Asรญ pues, sospechar que nuestros semejantes han identificado alguna debilidad importante en nosotros resulta de todo punto perturbador.

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Dรญmelo a la cara

A pesar de que espolear la curiosidad ha sido el principal motor del progreso social e intelectual, lo cierto es que hay un tipo de curiosidad incluso mรกs peligrosa que la relativa a despejar un spoiler: la curiosidad por conocer la opiniรณn sincera de los demรกs sobre nuestra persona.

Pero ยฟpor quรฉ? ยฟAcaso no deberรญamos saber lo que de verdad piensan las personas que nos rodean para saber a quรฉ atenernos? Lo cierto es que no. Al menos no del todo. A pesar de que sentimos una enorme curiosidad, una curiosidad malsana, por lo que los demรกs piensan de nosotros, saberlo no nos conviene.

Es sencillo establecer de dรณnde nace esta curiosidad: la forma eficaz de saber si estamos en riesgo de exclusiรณn del clan al que pertenecemos es conocer la opiniรณn fidedigna que los miembros del mismo tienen sobre nosotros. Hemos de recordar que estos rasgos instintivos en nuestro comportamiento indagador provienen de hace miles de aรฑos, cuando el cerebro se configurรณ en un contexto en el que ser excluido del grupo te condenaba a malvivir, pasar hambre y probablemente morir.

El grupo de antepasados que nunca se preocuparon demasiado de lo que pensaban sus semejantes (ยซno me importa lo que los demรกs piensen de mรญยป, otro gran mantra falaz), sencillamente se extinguieron porque no fueron capaces de transmitir sus genes (y su pasotismo social) a sus vรกstagos. Solo sobrevivieron los que trataban de encajar sin demasiadas disonancias en un grupo, logrando asรญ que tal grupo le proporcionara apoyo en momentos crรญticos.

Sin embargo, si tratamos de saciar demasiado a menudo esta curiosidad, entonces podemos ahogarnos. Como decรญa Sรฉneca: ยซEl que averigua todo lo que se dice de รฉl, el que va a desenterrar las palabras malรฉvolas, hasta las mรกs secretas, se persigue a sรญ mismoยป.

Ser consciente de la impresiรณn que causamos en los demรกs nos permite convivir en sociedad. Tener toda la informaciรณn, punto por punto, de lo que incluso las personas no se atreven a verbalizar sobre ti, probablemente te condenarรก a una tristeza insondable. Hay sobre este tema una capรญtulo de una extinta serie de televisiรณn de la que, lamentablemente, he olvidado el nombre. La sinopsis podrรญa resumirse en: un tipo adquiere un รญdolo que le permite conocer los pensamientos secretos de la gente sobre รฉl, sus verdaderas opiniones despojadas de hasta la รบltima gota de hipocresรญa. Al poco de obtener este poder, el personaje se acaba suicidando, incapaz de asumir el verse con los ojos de los demรกs. (Si a alguien le suena el argumento de este capรญtulo y quiere referirnos el tรญtulo de la serie, se lo agradecerรฉ infinito).

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Yo siempre voy de frente

Algunas personas confunden la honestidad con la falta de educaciรณn. Verbalizar lo que piensas a los demรกs sin ningรบn tipo de filtro empรกtico no es propio de alรฉrgicos a la hipocresรญa, sino de sociรณpatas. Obviamente, quienes se preocupan de afirmar constantemente que siempre van de frente y dicen las cosas a la cara en realidad no lo hacen, aunque no son conscientes de ello.

No solo hay informaciรณn que nadie quiere oรญr (como el spoiler final de una serie de cien capรญtulos), sino que nuestra opiniรณn es voluble, errรกtica y parcial, de modo que informar al punto de ella a nuestros interlocutores solo puede causar un trastorno innecesario. Por ejemplo, si alguien nos cae mal, solemos incurrir en el llamado sesgo de confirmaciรณn y fijarnos mรกs en sus defectos que en sus virtudes.

De modo contrario, si alguien nos cae bien, nos fijamos mรกs en sus virtudes, sobrestimando sus defectos. Es decir, que las opiniones ajenas sobre nosotros son necesariamente caprichosas y no sirven para hacernos un juicio realista de cรณmo somos. Eso sin contar que la mayor parte de lo que opinamos de los demรกs no nace de un anรกlisis racional, sino de la competencia social, la envidia, el rencor o incluso el รกnimo de reforzar otros lazos sociales: el chismorreo, por ejemplo, se sustenta generalmente en esa dinรกmica.

Un ejemplo prรกctico de lo que sucede cuando vamos de frente queda reflejado a menudo en Twitter. Gracias a esta red social, podemos dirigir nuestra opiniรณn personal a cualquier persona del mundo, incluso a famosos, polรญticos y artistas. Lo mรกs relevante es que tambiรฉn podemos verter tales opiniones amparados en el anonimato. Es decir, sin sufrir los efectos secundarios adversos de ยซir de frenteยป, como son resultar desagradable ante nuestros semejantes.

Si una celebridad con varios cientos de miles de seguidores comete un desliz (o el nรบmero suficiente de personas se confabula para determinar que ha cometido un desliz), de repente la celebridad recibirรก un aluviรณn de opiniones crudas y descaradas, cuando no injurias y amenazas. Muchos famosos disponen de temple y sangre frรญa para obviar una decena, quizรก un centenar de trols, pero cuando millones de personas deciden ponerte en la picota, poco mรกs se puede hacer que clausurar tu cuenta o silenciar uno a uno a todos los detractores. O esperar la muerte, como en Black Mirror.

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En la vida cotidiana, por mรกs que sintamos curiosidad, es difรญcil conocer la verdadera opiniรณn del prรณjimo. En internet no lo es. Cualquiera puede escribir un comentario, un post o una reseรฑa sobre nuestro trabajo o sobre nosotros amparรกndose en el anonimato. Incluso si esa persona no pertenece a nuestro grupo social, tiene el poder de hacernos sentir mal.

Imaginemos lo que sucederรญa si las personas mรกs allegadas pudieran hablar sin ningรบn filtro sobre nosotros. Despuรฉs de experimentar una sรบbita sensaciรณn de traiciรณn, nos tratarรญamos de defender, ciegos a nuestros propios defectos o quizรก con razรณn dada la tendencia subjetiva de la formaciรณn de opiniones y, finalmente, puede que todo acabara en una desagradable discusiรณn y la ruptura de la confianza o la amistad.

En internet, la gente puede ir de frente impunemente, tal y como lo harรญa un sociรณpata en la vida real. La รบnica forma de evitarlo es exigir que el anonimato se persiga en las plataformas de opiniรณn o las redes sociales. Hasta que eso llegue, lo mรกs eficaz es leer las opiniones con cierto distanciamiento irรณnico o, en caso de ser muy cruentas, evitar leerlas, combatir la curiosidad natural por saber quรฉ hay debajo del crรกneo de los demรกs, tal y como resume a propรณsito de este tema Derren Brown en su libro ร‰rase una vezโ€ฆ una historia alternativa de la felicidad:

ยซEl acto de escuchar subrepticiamente acarrea una serie de reacciones fisiolรณgicas adecuadas que nos recuerdan que estamos haciendo algo indebido. El ritmo cardรญaco se acelera, es posible que la respiraciรณn se agite en nuestro pecho y nos suden las palmas de las manos. Nuestro cuerpo dice que huyamos: deberรญamos estar en cualquier sitio menos ahรญ haciendo esoยป.

Y en lo tocante a opinar sobre los demรกs, nunca olvidemos que el otro no necesita tanto nuestra opiniรณn como nuestra comprensiรณn y nuestro cariรฑo. Eso no significa que nunca digamos la verdad, tampoco significa que mantengamos a nuestras amistades al margen de cualquier tipo de opiniรณn desfavorable sobre ellos. El tacto, y quizรก tambiรฉn lo que puede definirse como ser una buena persona, reside precisamente en saber cรณmo dosificar lo que decimos y hasta dรณnde llegar. Por convivencia. Por eficacia. Y porque somos poco menos que monos sin pelo.

6 Comments ยฟQuรฉ opinas?

  1. ยฟQuiรฉnes somos realmente? ยฟEsa persona que ven otros? ยฟCรณmo nos vemos nosotros mismos? Al final no dejan de ser opiniones y una opiniรณn tiene mucho de quien la emite.
    Yo tuve que ยซsufrirยป durante aรฑos sesiones de ยซfeedbackยป en mi anterior empresa y fue muy duro descubrir como te veรญan desde fuera (aunque fuera con buenas palabras) y lo distinto que era de la imagen que yo me habรญa hecho de mi mismo.

  2. Me ha gustado mucho tu artรญculo, Sergio. Comprarรฉ el libro de Brown que citas.
    Deberรญa perseguirse el anonimato en las rede, tienes toda la razรณn.

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