¿Sabías que el tocino curado y salado, además de ser un pecado para la cintura, es un buen remedio contra las hemorragias nasales? El acto de poner en la nariz un tapón de tocino de veta (incluso de panceta) para detener el sangrado nasal ha existido durante varias décadas en EE. UU., una larga tradición de uso que siempre se ha restringido a los círculos médicos.
De hecho, unos especialistas norteamericanos del Detroit Medical Centre, en Michigan, han usado recientemente estas tiras de grasa de cerdo saladas para detener una hemorragia nasal que ponía en peligro la vida de una niña de tan solo 4 años.
Un integrante del equipo recordó esta técnica no convencional de un manual de campo que vio en sus días militares, después de que agotaran todos los tratamientos antes de entrar en cirugías de alto riesgo. La pequeña paciente tenía una trombastenia de Glanzmann, un trastorno sanguíneo poco común donde las plaquetas no pueden hacer su trabajo normal de coagulación.
La cirugía local y la inyección de proteínas de coagulación no detuvo el sangrado después de más de una semana, por lo que los médicos se acordaron de esta técnica no probada y extremadamente sencilla. Así que prepararon unos tapones con unos rollitos de tocino de cerdo bien curado y los metieron en las bóvedas nasales de la muchacha, logrando detener la hemorragia nasal rápidamente, de una “manera eficaz y sin secuelas», según escribieron los autores en un artículo sobre el episodio que publicaron a finales del 2011 y que quedará en los anales de la otología, la rinología y hasta la laringología.
Sin embargo, aunque el tapón de tocino puede entenderse más como una serendipia médica que como un remedio probado, lo cierto es que el tapón funcionó no una sino dos veces. Cuando la chica se volvió a lesionar la nariz cuatro semanas más tarde, los médicos volvieron a meterle los trozos de tocino. En ambas aplicaciones, a la paciente se le cortó completamente la hemorragia nasal dentro de las 24 horas siguientes; y fue dada de alta dentro de las 72 horas después del tratamiento.
Pero, ¿qué tiene que ver la velocidad de parada del sangrado con el tocino? ¿Cuál es el oculto sortilegio que lo hace funcionar? Como decíamos, es algo que ha existido durante varias décadas en los EE. UU. y que fue presentado por el Dr. Alfred Jared Cone en una reunión de la American Laryngological, Rhinological and Otological Society en, nada menos, que allá por 1940, según se puede encontrar en un artículo de aquella época de la Revista Time.
Se pensó entonces que la sal del cerdo extrae el agua a los tejidos nasales, haciendo que se hinchen y se aprieten cerrando los vasos sanguíneos rotos. Y, al parecer, era frecuente que los servicios infantiles de los hospitales tuvieran cuñas de tocino curado guardadas una gran cantidad de tiempo para utilizarlas en el control de las hemorragias nasales, así como en casos de leucemia o hemofilia.
Casi 70 años después los médicos de Michigan añaden en su estudio que la grasa de cerdo salada puede contener proteínas que ayudan a coagular la sangre, aunque el mecanismo exacto de cómo se detiene el sangrado sigue siendo desconocido.
Y los propios galenos avisan que los amantes del bacon deben tener en cuenta que la carne de cerdo salada no es lo mismo que el tocino salado, que contiene más grasa y no se ahuma. Así que mejor no tomar estos hechos como afirmación de que el bacon también funciona en estos casos; siempre opte por tocino blanco o con un ligero corte entreverado.
Sin embargo, el Dr. Ian Humphrey, que trató a la niña del sangrado, también advierte contra el uso de esta técnica en la intimidad del hogar, debido a las posibles bacterias y parásitos presentes en la carne cruda, a los que se les haría muy felices al flanquearles la entrada hacia nuestro interior por una herida sangrante. De hecho, se especula que la técnica cayó en desuso con el tiempo por la cantidad de complicaciones bacterianas y parasitarias que conllevaba.
Así que, a no ser que uno sea integrista de la matanza de su pueblo, cuando surja la hemorragia es mejor empezar pellizcando la nariz y continuar subiendo el brazo que, desde luego, tentar a la suerte con una infección tan cerca del cerebro. Y mucho mejor que jugársela con un axfisiamento agudo por lonchas tocino en las narices, lo que convertiría el remedio, sin duda, en peor que la enfermedad.
Fuentes: Annals of Otology, Rhinology and Laryngology, Revista Time, General Principles in Treatment of nasal hemorrhage y Wikipedia
Fotos: Life in the Fast Line, The Daily Bacon y Graphics Hunt