La madre de Sento de Cecilio se llama María Teresa Alcantarilla. «Procede de una familia singular, casi tanto como su apellido», dice de ella su hijo. Pese a esas particularidades, él nunca encontró nada raro en el lenguaje que se hablaba en casa. Todos los miembros de su familia hablaban un correcto castellano. Hasta que nacieron sus sobrinas.
«A las nietas hay que enseñarles a hablar y es aquí donde descubrí que estábamos un poco tururú. ¿Por qué? Porque mi madre tienen su propia academia de la lengua y en vez de decírnoslo nos lo había estado ocultando».
A partir de entonces, De Cecilio tomaba nota de todos los neologismos de su madre. Lo hizo durante un año. Mientras él hacía acopio de las palabras, su amigo, el ilustrador Andrés de la Cuadra («es chileno. Le conocí en las calles de Roma. Recorría Europa vendiendo manualidades») las dibujaba.
Las pasadas navidades, Sento de Cecilio se presentó en casa con un libro que aglutinaba todas ellas. «Se lo regalé a mi madre. Aunque, en realidad, es un diccionario para que la gente que se incorpore a la familia pueda entender lo que queremos decir. ¡Bienvenido a la familia Alcantarilla!».
De las presentaciones informales que ha realizado del diccionario entre amigos, el autor ha extraído una conclusión: «Todos me acaban hablando de las palabras inventadas por sus madres y otros parientes. Cada familia podría tener su diccionario particular. ¡Sobre todo las madres que se lo inventan todo!».
Me encanta… me parece un regalo maravilloso de ese hijo a esa madre. Además tienen pinta de ser una familia muy divertida
[…] con la colección Los Mejores Cascos Moto GP, un compendio de 100 miniaturas a escala 1:5 a trece eurípides por ejemplar. Eso sí, cada uno con su peana […]
Quizá mi familia también tenga su propio dicionario. De mi familia la del pueblo, a esta que hice yo, hemos perdido la mitad de los vacablos. Hay que pober remedio