Crinolinas, zapatos gigantes o mochilas con churros de piscina: diseños para guardar la distancia social

5 de junio de 2020
5 de junio de 2020
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¿Cómo calcular a ojo los dos metros de distancia que debe distar entre persona y persona para evitar contagios? Un puntero láser que marque un perímetro de seguridad alrededor de cada individuo podría ser la solución. Otra, los ‘sombreros de distancia’ que ya están usando los alumnos en algunos colegios chinos.

Un vídeo publicado por la BBC recoge estos y otros ejemplos:

No son las únicas propuestas con las que se trata de buscar soluciones al problema de cómo preservar la distancia de seguridad en lugares públicos donde resulta difícil. Antes de esto, cuando el virus empezó a trastocarlo todo, el diseño ya salió al rescate. Desde modestos apaños a sofisticadas propuestas, las ideas para paliar la falta de recursos sanitarios surgían desde todos los puntos del planeta.

En la mitad del mundo que se prepara para la llegada del verano, las dudas ahora surgen en torno a las actividades de ocio propias de este época del año. ¿Podremos darnos un baño en una piscina pública salvaguardando en todo momento la distancia de seguridad?

Desde la plataforma de diseño Multiply creen que sí y proponen The Petit Coat Dress  entre los posibles diseños para guardar la distancia social. Para el diseño del este vestido se han inspirado en las crinolinas de la época victoriana y en los kilts escoceses. También en las telas de las tiendas de campaña por su capacidad para secarse rápidamente y para plegarse de forma sencilla.

Foto: Joseph Gobin and Multiply Office

Fotos: Multiply Office

Ante la situación «incómoda» y la ruptura de la conexión social potencial que, según los diseñadores del vestido, supone el tener que guardar la distancia de seguridad («ahora las personas sospechan automáticamente de sus vecinos y las personas cercanas, viéndolos como una amenaza»), la prenda se presenta como una herramienta preventiva que permite recuperar «la sensación de comodidad».

Las crinolinas inspiran también Well-Distance-Being, proyecto que la plataforma Livable presentó en el certamen Global Call Out to Creatives de las Naciones Unidas. Aunque en este caso no está pensada para ajustarse en la cintura sino sobre el cuello y cabeza de la persona en cuestión.

Sep Verboom, fundador de Livable, confiesa que su propósito no es que la gente vaya por la calle con esta especie de jaula de ratán. Su objetivo más bien es el de concienciar sobre la necesidad de respetar las distancias para evitar un rebrote.

«Si necesita salir al mundo físico, mantenga la distancia y conéctese con las vibraciones positivas que lo rodean. (…) Estamos comunicando un mensaje sobre la salud a cambio de una sonrisa en momentos en que mantener en buen estado anímico es más importante que nunca».

Quien sí pretende que su diseño sea usado por cuanta más gente mejor es Grigore Lup. Indignado al comprobar en sus salidas a la compra que lo de guardar la distancia mínima era algo excepcional entre sus vecinos, este zapatero rumano ideó unos zapatos del número 75. «Si dos personas usan estos zapatos, habría casi un metro y medio entre ellos», señalaba en declaraciones para Reuters.

Portar sombreros de ala anchísima podría ser otra para guardar la distancia (a riesgo de que las que las calles se convertirían en una especie de Ascot urbano). Los vistos en un establecimiento de comida rápida en Alemania son un ejemplo. Mucho más sofisticados son los de la diseñadora Veronica Toppino.

Fast Company hacía referencia a la italiana no solo por los diseños de sus sombreros, sino también por la máscara creada por ella para una performance que podrían hacer las veces de pantalla anticoronavirus.

El mismo medio se hace eco también de otros posible diseños para guardar la distancia social descubiertos por la cuenta Instagram Whats is New York  por las calles de la Gran Manzana.

 

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