El arte del boicot (a los altos precios)

¿Es normal pagar 20 euros por un omelette o 10 por una cerveza? Cuando Sao Paulo se convirtió en una de las ciudades más caras del mundo -la 12ª según la consultora británica Mercer- por encima de muchas capitales europeas y cualquier ciudad de Estados Unidos, sus habitantes empezaron a dudar. ¿Por qué pagar dos euros por un café, si en el bar de al lado cuesta 1?
Hartos de la inflación, de precios tan altos como los rascacielos del centro económico de Brasil y, sobre todo, de los abusos de algunos empresarios, surgió una plataforma online especializada en sabotear comercios: Boicota SP, una web en la que miles de paulistas denuncian los restaurantes y comercios que tienen precios abusivos y no ofrecen nada de especial.
“No somos un libro de reclamaciones, proponemos algo más simple: vamos a enlistar los lugares que cobran demasiado y crear una gran guía de boicot para cualquier cosa que salga de lo razonable”, afirman en su página de Facebook, que a la semana de su lanzamiento en abril de 2013 ya contaba con 11.000 likes y hoy tiene 51.157.
Danilo Corci, uno de los cuatro creadores de esta plataforma que ha sacudido a la ciudad, afirma que la iniciativa fue consecuencia del alto costo de la vida en Sao Paulo. “Estábamos viviendo una explosión de precios, principalmente en productos que no valían lo que estaban pidiendo”. Así que crearon esta web en el que los usuarios podían denunciar los lugares que consideraban que cobraban demasiado, calificarlos por “grado de explotación” e incluso pedir explicación a sus dueños.
Por ejemplo, el pasado 3 de julio Janah se lanzaba contra el PatiPiva Café, que le cobró 13,20 reales (4,50 euros) por dos tazas de café Nespresso. Lo calificó con un 5, el grado máximo de explotación, al afirmar que el local no tenía precios establecidos en la carta y que uno se enteraba de los costos después de consumir. Los usuarios pueden o no coincidir con Janah y difundir su queja. De no estar de acuerdo, el “grado de explotación” va disminuyendo.
“Nunca antes se habían discutido los precios de una manera tan abierta y clara”, apunta Corci. Boicota SP divide a la ciudad por barrios y en 33 categorías que incluyen restaurantes, tiendas, mecánicos, parques, tintorerías, museos y todo tipo de locales a los que acuden los ciudadanos en un día normal. Incluso se pueden buscar los barrios más caros de la ciudad. El proyecto tuvo tanto éxito en apenas tres meses que ya empieza a reproducirse en otras ciudades como Brasilia.
El escritor Gilberto Midenstin, integrante de una incubadora de proyectos de Harvard, afirma que este tipo de proyectos contribuyen a formar una sociedad más transparente con el uso de las nuevas tecnologías.
Brasil se ha vuelto tan caro –tres de las 10 ciudades más caras de América Latina están aquí— que, a veces, parece imposible hacer algo barato. Además de Boicota SP han surgido otros grupos en redes sociales que hacen presión al sistema y recomiendan lugares baratos donde comer, beber y salir para demostrar que no siempre hay que gastar para divertirse.
Una de ellas es SP Honesta, en la que todos los usuarios recomiendan y critican los precios y la calidad de los restaurantes con el fin de tener una ciudad transparente y pagar precios justos. “Si existen lugares baratos en Sao Paulo, solo hay que buscarlos”, dice su lema. Otra de las webs es http://rolet20conto.tumblr.com/, un blog que se dedica a denunciar con humor y a proponer planes por menos de 10 euros.
El arte del boicot a los altos precios está en la web. Solo hay que denunciarlo, afirma Corci. “Nuestro objetivo es abrir el debate, hacer que las personas vean que consumir por estatus acaba siendo más perjudicial para todos. Esperemos que al boicotear algunos lugares, sus propios dueños examinen y reviertan sus altos costos”

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