Con los posos del café se pueden hacer dos cosas. La primera es leer el futuro en ellos y comprobar que es negro, muy negro, si se siguen produciendo sustancias de desecho al ritmo actual. La segunda opción es utilizarlos como base para cultivar alimentos que contribuyan a revertir, o al menos suavizar, la insostenible situación. Lo más parecido a unas setas mágicas se llama Back to the Roots y se ha ideado en el campus de la Universidad de Berkeley.
Hace casi tres años, Alejandro Vélez y Nikhil Arora se encontraban terminado su último semestre en la universidad californiana. A dos meses de su graduación, sufrieron algo así como una epifanía que les hizo replantearse el futuro como profesionales de la banca de inversión, el lugar que el destino les tenía reservado. Alguien comentó en clase que se podían cultivar setas en los posos de café y comenzaron a investigar la forma hacer añicos el destino. La cocina de la fraternidad de Vélez se convirtió en el laboratorio de experimentación. “Queríamos conseguir que la comida volviese a ser algo más íntimo, más personal”, explica Arora. El gurú de las setas Paul Stamets les dio unas esporas de setas oyster (pleurotus) y empezaron a desarrollar el proyecto en cubos.
El resultado son unas pequeñas cajas de cartón reciclado que incluyen una base de posos de café y las esporas de los hongos, listos para ser humedecidos. En diez días, esa caja se convierte en casi un kilogramo de setas gourmet. “Comenzamos a cultivar setas y no otro tipo de alimento porque era un sistema rápido y podíamos crear kits domésticos que mantuvieran a los compradores comprometidos con sus cultivos. Las setas están listas para consumir en diez días y crecen muy fácilmente”, explica Nikhil Arora.
La iniciativa de Vélez y Arora contemplaba la reutilización de los restos de café, un buen comienzo. Sin embargo, no se han quedado ahí. La materia restante de estos microcultivos es un rico compost que se destina al suelo de jardines comunitarios o escolares. “Es un increíble fertilizante natural, efectivo, que no deja ningún tipo de residuo y es totalmente cradle to cradle”, declara el cofundador de Back to the Roots. De esta manera, los fundadores de la compañía completan un ciclo que comenzaba con la recogida de una materia inservible, seguía con su utilización en algo para lo que, en principio, no fue concebida, y termina firmando una defunción en perfecta e inocua comunión con el entorno. Magia.
La startup micológica comenzó con una pequeña ronda de financiación de 5.000 dólares provenientes de un premio a la innovación de la propia Universidad de Berkeley, en cuyo campus comenzaron a recoger los primeros restos de café. Ahora, tres años después, reciclarán 1.65 millones de kilos de posos procedentes de la cadena Peet’s Coffee & Tea. Además, la compañía está a punto de levantar más de 5 millones de dólares de financiación y emplea a 28 personas en el oeste de Oakland.