En el Zoo de Central Park, en Nueva York, viven dos pingüinos emperadores. Los dos, dos machos, adoptaron un huevo abandonado. Lo cuidaron hasta que del huevo salió un pingüino. Y lo alimentaron y criaron hasta que el bebé se hizo mayor. Roy y Slio (así se llaman) asumieron el papel de padres y rescataron al animal de frío extremo de las garras de la muerte. La historia es real. Y de la realidad pasó a un cuento. Justin Richardson y Peter Parnell escribieron el relato infantil y lo publicaron con el título And Tango Makes Three.
Los pingüinos emperadores cuidaron el huevo hasta que el pingüino nació. Lo siguieron cuidando hasta que se hizo un hombre-pingüino. Pero hay quien ve un delito en esta historia y quiere sacar el cuento de los estantes de las bibliotecas.
La American Library Association (ALA) publica todos los años una lista que elabora en función de los informes, quejas y peticiones que recibe de libreros, bibliotecarios, profesores y particulares. Es la Top Ten List of the Most Frequently Challenged Books.
Desde que fue publicado hace 5 años, el –por cierto– varias veces premiado And Tango Makes Three no ha salido de esta lista de libros más cuestionados. En 2009 fue el segundo más reprobado. En el ranking de 2010 ha ascendido a la primera posición del podio.
Muchos estadounidenses han enviado mensajes a la ALA para expresar su malestar por que un niño lea una historia, real (curiosamente), de dos pingüinos que cuidan de un huevo. ¿Cuál es el delito de mimar a un huevo para que pueda nacer el bebé-pingüino? Clarísimo. Los cuidadores son… ¡dos machos! ¡Pingüinos gays! ¡Acabáramos!
El relato, para muchos, es “inadecuado para un determinado grupo de edad” y reprobable por “motivos religiosos” y “homosexualidad”, indica la ALA en un comunicado.
“Defendemos totalmente el derecho de cada lector a elegir o rechazar un libro para ellos mismos o sus familias. Pero, a la vez, las personas que se oponen a que un libro sea leído no deberían tener el poder de limitar el derecho de otros individuos a leerlo”, indica Barbara Jones, directora de la Oficina para la Libertad Intelectual de la ALA, en el comunicado.
Para Jones, “como miembros de una sociedad compleja y plural, debemos tener acceso libre a distintos puntos de vista sobre la condición humana para fomentar el pensamiento crítico. Debemos proteger uno de los más preciados de nuestros derechos fundamentales: la libertad de lectura”.
Fotografía cedida por US National Oceanic and Atmospheric Administration a Wikimedia Commons.
'El libro menos querido de América': Un cuento real sobre dos pingüinos gays y su bebé
