El Nacimiento de una nación es una película defectuosa. Cuenta la historia de una sangrienta rebelión de esclavos en la Virginia de 1831 previa a la Guerra de Secesión. El líder de la revuelta se llamaba Nar Turner, un esclavo predicador que aprendió a leer desde temprana edad y utilizó la Biblia para movilizar a sus compañeros de esclavitud.
El director Nate Parker (también protagonista de la cinta) construye un relato que manipula los hechos históricos de los que se tiene constancia, y no siempre con fines exclusivamente narrativos. Adopta los clichés del cine sobre esclavitud hasta desposeer a la historia concreta de su verdadera riqueza. ¿En qué consisten esas alteraciones?
¿El amo de Nat o los amos de Nat?
Según la película, el protagonista convivió toda la vida con la misma familia. La figura de Samuel Turner, el amo, aparece jugando junto a él cuando ambos eran niños. Este mismo personaje es también el primer blanco en perecer en la revuelta. Sin embargo, Nat fue esclavizado por varios terratenientes.
Según el historiador Patrick H. Breen, cuando acaeció el alzamiento era propiedad de Putnam Moore, un niño de nueve años, aunque vivía con el padrastro del niño, Joseph Travis. De este, además, el Nat original dijo que era un buen hombre y que no podía quejarse de su trato: en la narración no es el más despiadado de los blancos, pero despliega importantes cotas de crueldad.
El esclavo alfabetizado y los milagros
Antes de su ejecución, Nat contó su vida al abogado Thomas R. Gray. De esa charla salieron unas confesiones que constituyen un útil documento histórico para reconstruir los sucesos. En la película se usa la información de este testimonio a conveniencia: sobredimensionando unas partes y eludiendo otras. Durante esta conversación, Nat relató que aprendió a leer casi por influjo divino, sin que nadie le enseñara.
Ante la falta de lógica de sus palabras, el propio transcriptor de su narración, según explicó Breen, tradujo que fueron sus amos quienes le introdujeron en la lectura. La cinta de Parker, en cambio, deja hueco a la acción milagrosa: cuando el protagonista es un niño, la propia dueña se sorprende de que él sepa leer y es entonces cuando ella decide empezar a instruirlo con la Biblia en la mano.
¿Qué desató realmente la rebelión?
En El nacimiento de una nación los motivos que finalmente encienden la chispa prácticamente se inventan. Es cierto que Nat decía haber recibido el mensaje del espíritu santo: en el largometraje se muestran unas alucinaciones o visiones que se enraízan con el pasado africano del esclavo (un efectista toque estilístico que combina exotismo tribal y cristianismo). A partir de éstas, él asume que ha sido elegido para iniciar una guerra contra los blancos que libere a los suyos.
Utiliza pasajes de la Biblia que les estaban vedados a los esclavos para fundamentar su mensaje y enrolar a sus compañeros. Sin embargo, hay otros detonantes en la narración de los que no se encuentran registros históricos específicos: la violación perpetrada por un grupo de hombres hacia su mujer y la de la esposa de otro compañero por parte de un blanco en una fiesta. Es sabido que los propietarios de plantaciones abusaron sexualmente de las mujeres negras, pero en este caso no hay evidencias.
Según explicó la historiadora Leslie M. Alexander, Nat se echó al monte porque creía que la esclavitud vulneraba los preceptos de Dios. «Este hecho es importante porque demuestra que los negros no solo lucharon contra la esclavitud debido a su extrema violencia y brutalidad, sino también porque sabían en sus corazones que era un sistema injusto y explotador que violaba las leyes morales», contó Alexander a Slate.
Se trata de una invención que hace un flaco favor a la historia ya que fundamenta la rebelión en la defensa heroica de la mujer y en el individualismo, dejando de lado que la injusticia inherente a la esclavitud era una causa de peso suficiente para el alzamiento.
Además, las mujeres negras quedan deliberadamente neutralizadas y convertidas en consortes sin capacidad de luchar por su dignidad y sus derechos. Alexander, en otro artículo, recuerda que las mujeres colaboraron en la lucha y, de hecho, menciona un nombre como prueba: Lucy, que fue ajusticiada entre quienes se sumaron a la rebelión. En la película no aparece por ninguna parte.
La batalla y una selección de muertos a gusto del consumidor
El alzamiento fue en agosto de 1831. En El nacimiento de una nación, Nat acaba con su amo y sus secuaces. Detectamos un factor común en el desarrollo de acontecimientos: solo matan blancos adultos. El historiador David Kaiser, muy beligerante con la cinta de Parker, desmontó esta versión. «La rebelión comenzó con el asesinato del maestro de Turner, su esposa y sus tres hijos».
Los esclavos revelados mataron a los blancos sin pararse a pensar en el género o la edad. Entre los 60 ajusticiados blancos que perecieron en la revuelta, se encontraba un bebé al que decapitaron y arrojaron a una chimenea. En la única escena de decapitación que aparece en la película, director y guionista cuidan mucho de que la víctima sea el blanco más cruel y sanguinario. El relato histórico vuelve a tergiversarse para adaptarse a fórmulas tópicas que resulten enteramente asumibles para el espectador actual.
Nat se entrega para que se detengan las represalias contra los negros
El levantamiento no fue aplastado en una batalla épica en el pueblo llamado Jerusalén. El objetivo de Nat y los suyos era alcanzar el lugar, pero cayeron de camino y más gradualmente, hasta el punto que Nat logró escapar. En la película también escapa, pero no resulta creíble que el protagonista pudiera escabullirse de un polvorín como aquel: estaban rodeados. De hecho, el director emplea la elipsis para eludir lo insostenible.
La represión de los blancos llegó a tales cotas que incluso familias enteras de negros libres huyeron de la zona. En El nacimiento de una nación, Nat Turner se entrega con el fin de acabar con el acoso a su gente. No obstante, aquí voló de nuevo la imaginación del autor: en realidad, fue descubierto por otro esclavo y capturado. Había pasado semanas en un agujero en medio del campo.
Lo que ocurre con la filmación de Nate Parke ejemplifica cómo la ficción puede matar la riqueza de la realidad. Tenía entre manos una historia plagada de matices sobre la opresión, sus mecanismos y las consecuencias que entrañan a nivel de personalidad y sociedad. Disponía de material para abordar el tema del poder y de la complejidad de la violencia y sus legitimidades y sus máscaras, pero sucumbió a la ambición de crear un producto legendario, épico y adaptado a la sensibilidad y las ideas previas del público. Una oportunidad perdida.
¿Por qué no admiten que lo que les molesta del film no es su imprecisión histórica? sino que el protagonista sea un negro liberado por su propia virtud y no por la lástima de un blanco, porque estos relatos tienen que seguir el esquema de «la carga del hombre blanco» propio de Kipling. Recuerdo que los mismos argumentos los esgrimieron contra «Django Unchained», pero los omitieron en «12 years a Slave».
Exacto. Concuerdo con Jorge Cabal. Que yo sepa no existe ninguna película que se apegue 100% a la realidad histórica. El autor de este artículo, llamado Estebán Ordoñez parece bastante incómodo por el hecho de que se omitiera la crueldad de los negros, porque no se dijera que los amos blancos fueron los que le enseñaro a leer y en sí porque es capaz de catalogar como mala una película que no está a la altura de sus doctorados en historia antigua o historia estadounidense. No es de extrañar en Yorokobu, pero deja ver la falta de objetividad de la página.
Esteban Ordoñez habría dado una buena crítica si hubiese sido un blanco el que hubiera liberado a los esclavos independiente de si se hubiese apegado a la historia.
Aún no me cabe en la cabeza si Esteban salió del cine convencido, por sospecha o porque en verdad posee conocimientos históricos, de que así no sucedieron los acontecimientos en aquellos tiempos.
Por favor, si esta es la objetividad de los escritores hoy en día, cierrren y nos vamos